28-F, un aviso a Cataluña

«El 28-F no es sólo una conmemoración histórica, debe servir para la futura reforma de la Constitución», advierte Clavero

el 28 feb 2014 / 09:00 h.

Clavero Arévalo y Rafael Escuredo, en una charla organizada por la Fundación Alfonso Perales. Clavero Arévalo y Rafael Escuredo, en una charla organizada por la Fundación Alfonso Perales. A día de hoy», le dice Rafael Escuredo a Manuel Clavero Arévalo, «¿cabría actualizar el significado político del 28-F?, ¿O es que el 28-F es una fecha solemne en la historia porque hoy tiene poco significado?». Es una pregunta retórica, claro. Cada mes de febrero se repite alguna efeméride que reúne a estos dos veteranos políticos para conmemorar el referéndum de 1980 que dio la autonomía plena a Andalucía. Esta vez, el diálogo que ha organizado la Fundación Perales está marcado irremisiblemente por el debate sobre el modelo territorial y el órdago secesionista del Gobierno catalán. Y cada palabra que usan para hablar de Andalucía y de lo que significó el 28-F parece ir dirigida, a modo de advertencia y de reivindicación, hacia quienes ocupan puestos de responsabilidad en la Generalitat, la Moncloa y el Congreso. «Hay que hablar y negociar con Cataluña. Sería el único camino democrático para evitar el choque de trenes. Y cualquier negociación en Cataluña tiene que pasar también por un acuerdo con Andalucía, en el que ésta no pierda», repite Escuredo. La consulta soberanista del Gobierno de Artur Mas está fuera de la Constitución y no tiene visos de culminar en un proceso de autodeterminación: Pero el debate se ha desencadenado y es inevitable que las regiones se replanteen abiertamente el título octavo de la Carta Magna (sobre el modelo territorial), ése que Escuredo no se atreve a calificar abiertamente de «nefasto». -Escuredo: El título octavo sigue siendo...la palabra no es nefasto. -Clavero: Incompleto. -Escuredo: Sí, incompleto, abierto, y hay que cerrarlo. Ahora, coinciden los dos políticos, es el momento de cerrar el debate territorial sobre el reparto de competencias entre el Estado, las comunidades y los ayuntamientos, es el momento de rediseñar un modelo de financiación autonómica más equilibrado y de dotar al Senado de una utilidad real, para que deje de ser una Cámara de segunda lectura. Andalucía y sus políticos están al quite de este debate. Lo que está sucediendo es algo que guarda muchas semejanzas con lo que ocurrió hace 34 años, por eso Clavero y Escuredo, que estuvieron en primera línea en aquel momento, quieren utilizar el 28-F de este año como revulsivo. No basta con conmemorarlo. «El 28-F no es sólo una conmemoración histórica, tiene que servir de cara al futuro para una reforma constitucional», sostiene Clavero. El que fuera primer presidente de la Junta de Andalucía, en los años de preautonomía, conoce bien a su interlocutor, «viejo maestro y amigo», catedrático de Derecho Administrativo y exministro de UCD. Los dos son cómplices y aliados desde la discrepancia de los partidos en los que militaban a principios de los 80. Ahora están sentados uno frente al otro, rodeados de libros, para rememorar cómo colaboraron juntos aquel 28 de febrero de 1980. A la pregunta del expresidente, Clavero responde citando una histórica frase de su amigo: «El 28-F supuso ir al café para todos, es decir, que no fueran únicamente Cataluña, País Vasco y Galicia, las que tendrían garantizado un Parlamento, un Gobierno y un tribunal superior de justicia. Las demás ni siquiera se mencionaban, y las competencias de éstas, las llamadas comunidades históricas, eran mucho mayores. El 28-F supuso romper con eso, y Andalucía ganó una autonomía». La Fundación Alfonso Perales ha reunido en un despacho lleno de libros a dos de los protagonistas del 28-F, ha colocado varias cámaras delante y difunde el vídeo en blanco y negro, quizá para dotar de más clasicismo el diálogo entre estos dos hombres. El proceso de autonomía política en Andalucía se cursó a través del procedimiento restrictivo del artículo 151 de la Constitución, la misma que para Cataluña, Euskadi y Galicia. Pero Andalucía fue la única comunidad que accedió a la autonomía a través de esta vía singular que obligaba a ser refrendada por una mayoría de ciudadanos. En Andalucía no gustó que la Constitución recogiera dos categorías para distinguir entre comunidades autónomas, unas con derechos históricos y más autogobierno que otras. La clase política andaluza se rebeló contra Madrid y entonces, a diferencia de ahora, el pueblo andaluz se identificó plenamente con las protestas y las reivindicaciones de sus políticos, y lo demostraron movilizándose masivamente en las calles y acudiendo a las urnas. «Cuando se afrontó el tema territorial, los constituyentes no lograron entender que un trato desigual sería objeto de rechazo por parte de la ciudadanía. Esa discriminación explica la respuesta que dio el pueblo andaluz para decir por ahí no», señala Escuredo. El legado del 28-F se resume en otra frase famosa: «Andalucía no quiere ser más que nadie, pero tampoco menos que nadie». Hace tres décadas que estos dos políticos, uno del PSOE y otro de UCD, quedaron en una casa de Punta Umbría, propiedad de Clavero, para coordinar una labor compleja que ayudaría a que el 28-F triunfase: incorporar a todos los ayuntamientos de Andalucía a la petición de la autonomía plena. La conversación vuelve a Cataluña y al tema de la financiación autonómica. «La República Federal Alemana es un modelo a seguir para la financiación autonómica, ahí Andalucía debe estar atenta», dice Escuredo, que redefine su café para todos como un «principio federalizante». El expresidente andaluz aboga por una estructura territorial de España federal, y sabe que su amigo no está de acuerdo. ¿Qué diferencia hay con el Estado autonómico actual?, pregunta Clavero. «Para empezar, la tasación clara y diáfana de las competencias del Estado, las comunidades y los ayuntamientos, cosa que aquí no pasa», responde Escuredo, e insiste en defender el sistema de financiación alemán, «porque funciona el principio de solidaridad de forma radical, no pactada». «En todos estos tirones territoriales, Andalucía puede poner el punto de equilibrio y sensatez», sentencia. Los dos creen que «las constituciones se acreditan cuando se actualizan», y son optimistas «sobre el futuro de España y el papel que jugará Andalucía».

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