Hay argumentos que unidos a libertad y progresía adquieren mayor sustancia, porque no es lo mismo 400 euros para pagar una hipoteca, que la misma cantidad para irse de copas con unos amigos o 400 euros para obtener mayores cotas de libertad y progreso. La grandeza de los términos absolutos, tipo libertad, tipo progreso, es que no se pueden comprar por partes: o se arrancan o se conquistan, siempre por las malas, pero si alguien ofrece por ella 400 euros siempre quedará en el aire quién pone la cama.
Es evidente que nadie en su sano juicio es capaz de imaginar 400 euros de libertad, o media libra de progreso, o una mayor cota de libertad a 400 euros, que es como tener un histórico esclavo romano y devolverle 400 euros de libertad, es decir, como pernocta en la vieja mili, que se era esclavo de 7 de la mañana a 5 de la tarde y el resto eras libre de a 400 euros.
El PSOE está tan obsesionado con calibrar la libertad que se presta a ofrecerla por tramos de 400 euros. Para un mileurista, 400 euros de libertad es media vida, casi mediopensionista de la libertad; para un rico, no es ni la libertad de un bogavante, y para un jubilado, 400 euros de libertad es la dignidad de poder llegar a un fin de mes. Ofrecer 400 euros de libertad en campaña electoral es la mayor indignidad a la que puede uno descender a la búsqueda de un voto. En la búsqueda de los votos, hay partidos que miran hacia abajo, de vergüenza, porque no pueden aguantar una mirada fija a los ojos. Cuatro años de gobierno para venir ahora en periodo electoral a ofrecer promociones. Qué cuatro años más tirados.
Isidro Cuberos es consultor de comunicación
