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El 26 de mayo de 1952, como reacción a la firma del Tratado de Alemania, con el que la República Federal dispondría de mayor soberanía, la RDA cerró la línea de demarcación entre Berlín Oeste y la RDA. La frontera se cerró con alambre de espino y se prohibió el tránsito en varias zonas.
Estas medidas también afectaron a Berlín. De las 178 calles que hasta finales de mayo de 1952 todavía cruzaban de Berlín Oeste a Berlín Este y se adentraban en la RDA, las autoridades de la RDA cerraron 63 calles en los días siguientes y aislaron exhaustivamente a los tres sectores occidentales de los alrededores. Para poder pasar de un lado al otro de la frontera se hizo necesario pasar por los puestos de control.
El 13 de agosto de 1961, con el cierre de la frontera entre los sectores, se suspendió la circulación de metros y trenes urbanos de una parte de la ciudad a la otra. De las 81 calles que quedaban que aún conectaban los sectores Este y Oeste dentro de la ciudad, 67 fueron cerradas y en el resto de calles se construyeron puestos fronterizos.
Hasta la tarde del 14 de agosto de 1961, 6.900 personas de Berlín Este y la RDA todavía consiguieron cruzar a Berlín occidental a través de la primera barrera fronteriza, cerrada de manera aún relativamente provisional con alambradas o bloques de poca altura de hormigón.
La gente se arrastraba por debajo de las barreras, saltaban las alambradas o se lanzaban a nado para cruzar el río Spree y el canal de Teltow. Una carrera entre los que huían y la Tropas Fronterizas que intentaban poner más y mejores obstáculos.
Durante las primeras semanas, se produjeron espectaculares huidas en la calle Bernauer Strasse. La gente aprovechaba que la fachada de muchos edificios era la propia frontera y saltaba desde las ventanas a las colchonetas que los bomberos del Berlín Occidental pusieron a disposición de los fugitivos.
En la precipitación de la huida, algunas personas no consiguieron superar las heridas que se produjeron y murieron. Para evitar posteriores intentos, la policía desalojó a los más de 2.000 vecinos de esta calle y tapió todas las ventanas y balcones.
Esta misma calle fue testigo de una de las fugas más conocidas y espectaculares, la deserción del policía fronterizo Conrad Shuman que, tras saltar la alambrada y deshacerse de su arma, desapareció en un camión de la policía de la RFA.
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