El día 1 de septiembre se cumplieron 50 años de una tragedia que llenó de dolor a Villanueva del Río y Minas. A las tres en punto de la tarde de un martes negro de 1959, la sirena anunciaba con un siniestro gemido que había ocurrido un accidente en el interior de un pozo de la mina La Reunión. Las palabras sobraban.
Por aquella fecha el pueblo contaba con más de 16.000 habitantes de los que 2.000 eran mineros. Al escuchar la sirena, señal inequívoca de que se había producido una explosión o algún hundimiento, casi toda la población se concentró cerca de la boca de mina del pozo número 5 en busca de noticias de lo sucedido. Pronto se supo: una gran explosión de gas grisú provocó un derrumbamiento que sepultó a 16 obreros de una plantilla de 18 trabajadores.
Inmediatamente se organizaron los equipos de rescate, formados por la Guardia Civil y los propios compañeros, que actuaron con la mayor urgencia posible. Dada las grandes dificultades del rescate que hacían que el peligro fuese constante, se requería la mayor prudencia posible. Fueron siete días los que se necesitaron para poder sacar a los 16 mineros fallecidos. Mientras tanto, los familiares de las víctimas hacían guardia en la entrada del pozo, de casi 500 metros de profundidad, donde cada vez que salía un cadáver se repetían las escenas de dolor.
Las víctimas. Los 16 mineros fallecidos fueron: Antonio Merchán Gómez, de 52 años; Antonio López Gil, de 49 años; Benito Segundo Cárdenas, de 49 años; José Fernández Carrión, de 47 años; José Martínez Haro, de 35 años; Joaquín Rodríguez Najarro, de 39 años; Rafael Sánchez de Dios, de 45 años; Francisco Gómez Martínez, de 32 años; José Castaño Jiménez, de 35 años; Carmelo González Moraleda, de 33 años; Antolín Díaz Delgado, de 39 años; Juan Luis Reyes Plata, de 42 años; Juan José Viera Martínez, de 30 años; Basilio Alarcón Gallego, de 44 años; Antonio Álvarez, de 34 años; y Francisco Jiménez Gajete, de 34 años, todos ellos presentes en la memoria del pueblo.