Medio centenar de personas fallecieron ayer al estrellarse un avión contra una casa cercana al aeropuerto de Búfalo (Nueva York). Se desconocen las causas que pudieron originar el accidente de la aeronave, que pertenece a la compañía Continental Airlines.
En el siniestro perecieron los 49 ocupantes del avión y uno de los residentes en la vivienda. La colisión provocó un gran incendio que tardó horas en controlarse.
El avión se empotró en el tejado de una casa y después estalló, originando un incendio que afectó a varias viviendas de la ciudad de Clarence, donde cayó la aeronave, informó el responsable de emergencias, David Bisonnette. Sólo se apreciaba "la cola del avión", un Bombardier Dash 8 Q400, bimotor y fabricado en Canadá, explicó Bisonnette, que también confirmó que dos personas con heridas menores y que no eran pasajeros del vuelo fueron trasladadas a un hospital.
El vuelo 3407 de Continental, operado por Colgan Air, había despegado a las 03.20 hora española del aeropuerto de Newark (Nueva Jersey) y se dirigía al de Búfalo, pero aproximadamente una hora después de su salida perdió la comunicación con la torre de control del aeródromo del que salió.
Bisonnette explicó que las fuertes llamas originadas tras el siniestro pudieron deberse a que el aparato llevaba 2,27 toneladas de combustible en sus tanques.
Por su parte, el Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, en inglés) informó de que había enviado a Búfalo un equipo de 12 especialistas para que investiguen este accidente aéreo, el más importante ocurrido en Estados Unidos desde 2006. El NTSB agregó que la Administración Federal de la Aviación Civil, Colgan Air y la Asociación de Pilotos de Aerolíneas (ALPA) formarán parte de la investigación. Además, como el avión había sido manufacturado en Canadá, la autoridad de seguridad en el transporte de ese país enviará a un representante para que se una a la investigación.
Los medios estadounidenses informaron de que una de las víctimas de esta catástrofe es Beverly Eckert, que se quedó viuda en los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que regresaba a casa para conmemorar el 58 aniversario de su fallecido esposo.
Beverly se había convertido en una activista en favor de la seguridad de los estadounidenses y fue recibida la pasada semana en la Casa Blanca por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando reunió a un grupo de víctimas de terrorismo para explicarles los cambios decididos por su Administración en la lucha contra los ataques terrorista.
Obama, nada más conocer la tragedia, expresó sus condolencias a las familias de las personas que murieron en el accidente: "Michelle y yo estamos profundamente entristecidos".
