El destino de Isabel Vázquez estaba marcado:ama de casa como su madre, pero estudió Ingeniería Técnica en Electricidad picada por sacar mejores notas que su hermano y llegó a dirigir la Escuela de Estudios Empresariales de la Universidad Hispalense. Carmen Peñalver decía que iba al servicio cuando, siendo concejal (hoy es alcaldesa de Jaén) tenía que salir de una reunión para dar el pecho a su hijo. En uno de sus primeros juicios, la fiscal de medio Ambiente Consuelo Fidalgo tuvo que soportar que un acusado se negara a responderla por ser mujer. A la agente María Soledad Fernández su jefe se negaba a trasladarla a la peligrosa Brigada de Estupefacientes de la Policía de Málaga. Ana Alonso está acostumbrada a asistir a reuniones de empresarios donde es la única mujer. Y la hoy responsable de las políticas de Igualdad de la Junta, Micaela Navarro, andaba cada día cinco kilómetros para asistir al colegio antes de ayudar en el campo. Todas ellas pelearon por que el ser mujer no fuera ningún hándicap, pero hay una que además luchó por ser considerada mujer:Mar Cambrollé, presidenta de la asociación andaluza de transexuales.
Son sólo un ejemplo de las 50 mujeres en vanguardia que "confiaron sus recuerdos" a Orozco en unas entrevistas, editadas ahora en forma de libro por C&T -y presentado ayer por el autor y el presidente de la Junta, José Antonio Griñán-, y que "tienen algo que decir a la sociedad" pero antes han tenido que escuchar "ataques" y "críticas chabacanas" por su condición femenina y "de esas dificultades dan muestra estas entrevistas".
Muchas de ellas acompañaron ayer al autor en la presentación, entre ellas juristas, empresarias, sindicalistas, investigadoras, líderes de movimientos sociales pero sobre todo, políticas de ayer hoy y de todo signo político porque como reconoció Román Orozco, la mujer "ya no es una rara avis, una excepción en la política, pero no sucede lo mismo en las empresas privadas, ni siquiera en las públicas", lo que recuerda que "no está todo hecho".
Se ha avanzado, reconocen dos socialistas y juristas de distintas generaciones, Amparo Rubiales y Pilar Navarro. La segunda, una de las diputadas más jóvenes, reconoce en la primera a "un referente, un ídolo" y percibe de esa generación "alegría de ver que lo tenemos más fácil". La veterana, primera mujer consejera de Andalucía y hoy consejera de Estado, rehuye de dar consejos y de ser "paternalista" pero siente especial "satisfacción" por el "reconocimiento" hacia su generación de las más jóvenes.
Unas y otras agradecen libros como éste, porque vienen a recordar lo logrado y lo pendiente.
