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8.500 hogares y empresas pagarán la luz que generan sus placas solares

Las nuevas urbanizaciones y los agricultores se encuentran entre los más penalizados por el gravamen.

el 25 ago 2013 / 00:06 h.

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placas Y hasta ahora el sol era gratis. Si la próxima reforma energética que prepara el Gobierno central no cambia en el trámite parlamentario, el autoconsumo eléctrico de hogares y empresas a través de placas solares costará dinero, mediante un impuesto eufemísticamente llamado “de respaldo” pero que ya se conoce entre los consumidores como “la privatización” del sol. La Junta de Andalucía presentará batalla al considerar que semejante peaje es injusto, puesto que se destina a sufragar el polémico déficit de tarifa –a pesar de que si uno se guisa y se come la electricidad, no utiliza las redes de transporte energético–, incide en la vuelta atrás hacia un modelo que de renovable y verde tiene muy poco y, además, penaliza tanto a las familias como a las pequeñas empresas que realizaron una inversión (placas y baterías) que tarda en amortizarse varios años. Su rentabilidad, cuestionada; la desgana para nuevas instalaciones, garantizada. La Consejería de Economía ha incentivado 8.499 de estas instalaciones, la mayoría ubicadas en hogares, en la provincia de Sevilla –el dato es a 30 de junio pasado–, que sumaban una superficie de 40.547 metros cuadrados. Su desembolso en ayudas públicas fue de 8,17 millones de euros, con una inversión global de 24,31 millones. Ésos serían los proyectos de particulares y empresas apoyados desde ese departamento autonómico que tendrían que apoquinar el nuevo gravamen. En el conjunto de la comunidad, las instalaciones que han recibido fondos públicos se elevan a 30.574, con 94,39 millones de inversión y 33,46 millones de incentivo –la superficie, 155.651 metros cuadrados–. En la relación de 105 localidades sevillanas, destacan en número Dos Hermanas (1.070 instalaciones), la capital (587), Alcalá de Guadaíra (422), Lebrija (343) y Utrera (271). Nuevas urbanizaciones y agricultura, las claves. Se trata, por lo general, de instalaciones que combinan la placa solar con el suministro directo de la red. Cuando hay suficiente generación, no se tira del contador –aunque se esté pagando la cuota fija–, y cuando no la hay, el consumo procede de la distribución que proporciona la compañía eléctrica. Y en algunos casos vierten (inyectan el sobrante a la red), y en otros no. La nueva legislación entiende que, si no está aislada la instalación –por ejemplo, una casa de campo sin acceso a una línea de tensión y que, por tanto, es realmente autárquica–, se sigue beneficiando del conjunto del sistema eléctrico, al que también produce alteraciones, de ahí la necesidad de que el consumidor abone un peaje de respaldo por este ahora me interesa, ahora no. “El Gobierno legisla en contra de los consumidores que quieren producir su propia energía”, sostienen en la asociación de usuarios OCU. “Supone pagar por lo que es tuyo, ya que el autoconsumidor ya paga la potencia contratada en su factura eléctrica”. No son sólo economías domésticas, también explotaciones agrarias, tiendas, instituciones, colegios, que producen su propia electricidad. Desde la patronal agraria Asaja, por ejemplo, habían creado un departamento específico para asesorar a los agricultores en inversión y ahorro energéticos, tanto en autoconsumo de electricidad como en huertos solares y en instalación de molinos eólicos. De hecho, el campo sufriría un doble varapalo. Por un lado, la reciente rebaja de primas a los huertos solares fotovoltaicos, donde los agricultores y ganaderos habían depositado una gran confianza para compensar el descenso de ingresos agrarios. Y por otro, toda la planificación energética desplegada con el objetivo de ahorrar al desaparecer las tarifas eléctricas especiales para el riego. Carlos Mesa lleva ese departamento específico en Asaja Sevilla, donde lamentan el nuevo viraje energético. Y es que hay instalaciones que no sólo autoconsumen la energía producida, sino que, además, la inyectan a la red. Y aquí radica otra de las grandes novedades de la reforma, puesto que Industria plantea que la venta no sea remunerada. “Toda esa energía se perderá”, señalan en la OCU. Y el tiempo de amortización de la inversión será aún más largo –en estos momentos, 3.178 euros cuesta como media una instalación fotovoltaica para una casa, y 2.029 en una pyme; amortizar, 11 y 8 años respectivamente, explica la Plataforma para el Impulso de la Generación Distribuida y el Autoconsumo Energético–. En el registro de la Consejería que dirige Antonio Ávila consta una superficie todavía mayor de placas solares, puesto que no todas cobraron subvenciones porque o no las solicitaron o no tenían derecho a las mismas, de manera que afrontaron por sí solas las inversiones –no detallan el número de proyectos–. Entran autoconsumo de electricidad en casa, pero también otros usos como son calentar agua, piscinas, calefacción, climatización, etcétera, dicen en el departamento. En concreto, son 292.512 metros cuadrados de instalaciones solares en Sevilla, la principal provincia en una comunidad, la andaluza, que dispone de 819.056 metros cuadrados y cuya administración había otorgado prioridad a las fuentes de energías renovables dentro de su estrategia energética.

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