La cifra de muertos fue confirmada a Televisión Nacional de Chile (TVN) por el intendente (gobernador) de la región metropolitana de Santiago, Fernando Echeverría, minutos después de que el presidente Sebastián Piñera, declarara que el número de víctimas mortales ascendía a 83 personas, dos más de las que figuraban en el primer balance oficial.
En tanto, el presidente Piñera, que calificó la desgracia como "tremenda y dolorosa", afirmó que el sistema carcelario chileno "es una vergüenza que nos afecta a todos" e insistió que es un "tema heredado del pasado" en alusión a los anteriores gobiernos de la Concertación. "No podemos seguir viviendo con un sistema carcelario que es absolutamente inhumano", reiteró.
El incendio, según los funcionarios de prisiones, se inició tras una riña entre reclusos que posteriormente quemaron colchones lo que causó un fuego de grandes proporciones.
Cientos de familiares de los reclusos, que se agolparon en las afueras del recinto carcelario, denunciaron a los periodistas que los bomberos tardaron al menos 40 minutos en llegar al recinto carcelario, lo que fue desmentido por Piñera, quien descartó que se hubiera producido un retraso en la asistencia a los presos.
Además, estos familiares, cuando habían transcurrido más de cinco horas desde el inicio del siniestro, descargaron su rabia contra las fuerzas de seguridad que custodiaban el recinto en el momento en el que las autoridades informaban sobre las personas que habían resultado ilesas. Los familiares lanzaron botellas y piedras a los funcionarios y policías en las afueras de la cárcel, según pudo comprobar Efe.
El ministro de Justicia, Felipe Bulnes, describió lo sucedido en la cárcel de San Miguel como "una tragedia terrible" que tiene consternado al país entero y aseguró que se investigará lo sucedido y se actuará rigurosamente con los responsables.
En esta línea, el ministro del Interior, Rodrigo Heinzpeter admitió que el hacinamiento en este recinto penitenciario -preparado para albergar a 1.100 presos pero donde había 1.961- es un hecho real y que "hay que hacerse cargo de los derechos humanos de las personas que están pagando sus errores".
Algunos presos que se comunicaron telefónicamente con medios locales también denunciaron que en el momento del siniestro había sólo cinco guardias resguardando la cárcel, lo que fue desmentido por el presidente Piñera. Los testimonios telefónicos de los reclusos también hablan de vejaciones y malos tratos recibidos por los supervivientes. "Había 26 gendarmes en el perímetro exterior y seis gendarmes en el interior, que por supuesto no es suficiente", puntualizó al respecto el presidente Piñera.
El mandatario agregó que Chile tiene hoy 53.000 reos bajo sistema de reclusión y que otros 55.000 que cumplen penas alternativas, como libertad vigilada o reclusión nocturna.
Según fuentes judiciales, pese a la decisión de las autoridades de dar a conocer rápidamente la lista de los fallecidos, la identificación de los cuerpos calcinados será más compleja de lo previsto. El Servicio Médico Legal dará a conocer el método para proceder a la identificación de los cuerpos, fundamentalmente huellas digitales, registros dentales y ADN.