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Deportes

90 minutos que definen una campaña

Bien está lo que bien acaba. El Sevilla hizo valer sus mejores resultados ante los rivales directos y con una victoria en el flamante estadio ‘perico' terminó en la quinta posición por décima vez en su historia.  

el 21 may 2011 / 22:41 h.

De la Peña es manteado por sus compañeros con lágrimas en los ojos.

Se acabó la travesía. Por fin. El barco del Sevilla 2010/11 ha tocado tierra y atrás han quedado tormentas, marejadas y algún que otro breve período de calma. El objetivo a la hora de partir era un puerto de importancia mundial, pero al final, las circunstancias han aconsejado fijar un objetivo menor al que la gasolina ha llegado muy justita.  

El resto de la flota ha ayudado al Sevilla a quedar quinto, lo mínimo que se le exige ahora a un equipo que sólo ha superado dicho puesto en trece ocasiones: tres de ellas en el último cuatrienio, las otras diez hace más, o mucho más, de cuarenta años. Con el deber cumplido y las vacaciones a la vista, a la nave no le queda otra que volver a los astilleros del Pizjuán para reinventarse.

El encuentro de Cornellá no fue sino una réplica a escala 1:38 de lo que ha sido la temporada de un Sevilla de dos caras. La cara A es la que le ha metido en la Europa League: Negredo, sobre el que debe girar el futuro proyecto nervionense, hace un doblete que le convierte en el mejor goleador español de la temporada; Kanouté aparece cuando más lo necesita el equipo; Javi Varas salva balones casi imparables que dan el aire necesario; el Sevilla convierte tres dianas a domicilio y termina la Liga como el cuarto equipo más goleador.

La cara B es la que nunca le ha permitido luchar por la Champions: una plaga de lesiones que le impide alinear a varios de sus puntales; Romaric es capaz de lo mejor y lo peor en cuestión de minutos; las imprecisiones defensivas resucitan a un equipo que está completamente muerto; el Sevilla recibe otros dos tantos y es el cuarto equipo más goleado de la Liga.

Dejando a un lado la competición ya terminada, el Sevilla y el sevillismo han tenido el honor de ser parte en la despedida de Iván de la Peña. El cántabro ha sido uno de esos jugadores únicos que saca La Masía y que todos los equipos buscan y no encuentran. El Espanyol se despojó de complejos y lo disfrutó todo lo que las lesiones le dejaron. Hasta siempre Lo Pelat, el fútbol te recordará.

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