Convencido del potencial andaluz, este estadístico, reelegido presidente de la Academia de Ciencias Sociales, defiende el «paso de gigante» que ha dado la comunidad en estos años pero anima a librarse de «tópicos injustos».
-Acaba de ser reelegido presidente de la Academia de Ciencias Sociales y Medio Ambiente, que cumple diez años. ¿A qué se dedica la institución y por qué es tan poco conocida?
-La academia estudia todo lo que tiene que ver con las relaciones del hombre y su medio. Abordamos temas de economía, innovación o inmigración. En definitiva, analizamos los problemas calientes, de actualidad y que preocupan a los ciudadanos. E intentamos dar nuestra opinión independiente y siempre desde el rigor. No sólo hacemos nuestro trabajo interno, sino que organizamos charlas para llegar a los andaluces.
-¿Cuáles son sus retos?
-El primero, la consolidación de la academia, porque diez años de vida en este ámbito son pocos. También somos aún pocos los miembros, una veintena; debemos llegar a 40 para completar el elenco de expertos. Por último, queremos hacer más visible a la institución en toda la comunidad y divulgar mejor las investigaciones.
-¿Y las asignaturas pendientes de la comunidad en ciencia, empresa o innovación?
-En Andalucía se ha crecido mucho en producción científica. En los últimos años hemos dado un paso de gigante. La gran asignatura pendiente es lograr que la ciencia que se hace en las universidades se convierta en innovación y se traduzca en algo que mejore la vida de los andaluces, que es el I+D. Y eso a través de la creación de patentes y la aplicación de la ciencia a cosas concretas.
-Usted que es un gran analista de la realidad de la región, ¿cómo somos los andaluces? ¿Nos merecemos los tópicos?
-Andalucía es la región de España que ha dado el mayor salto en los últimos años. Ha modernizado sus infraestructuras, su formación y, sobre todo, ha crecido en emprendedores. Pero tenemos que luchar contra los tópicos, que siempre tapan todo lo bueno que hay en la región. La imagen de sevillanas, fiesta y pandereta no es justa. Contra eso tiene que luchar la Administración y también el pueblo. El desarrollo económico hay que repartirlo y a mucha gente de otras comunidades le interesa que Andalucía mantenga su imagen del siglo XIX. Eso no tiene que ver con los partidos políticos, sino con la tarta de la riqueza.
-Y con las balanzas fiscales.
-También. En todo queda demostrado que Andalucía aporta mucho más y recibe a veces menos que otras comunidades, por mucho que quieran hacernos ver en algún sitio que somos una región subsidiada.
-¿Apoya entonces la publicación de las balanzas?
-Evidentemente. Hay que publicar las balanzas fiscales, todas las subvenciones y prestaciones estatales. Con todos esos datos se vería que Andalucía es una región que da, que produce.
-¿Por qué los andaluces salimos tan mal parados en los sondeos o comparativas?
-Nos falta sentirnos seguros de nosotros mismos. El atraso industrial de hace años provocó un pesimismo que estamos intentando superar. Andalucía juega ahora un papel crucial en España, sobre todo en política y economía. Falta creérnoslo.
-¿Se puede medir todo?
-Hay una tendencia en la sociedad a cuantificar. Todo se puede medir de forma cuantitativa y cualitativa. Lo importante es que quede claro qué indicadores se han usado en un sondeo.
-¿Y por qué tienen, a veces, tan mala fama las encuestas?
-Porque el estadístico da un dato y luego los medios o los ciudadanos lo interpretan. Es verdad que a veces los sondeos no están bien hechos. Por ejemplo, que con mil entrevistas se puede predecir la composición del Congreso es un ejercicio de adivinación.
-¿En su larga trayectoria se ha aburrido o sentido decepcionado por la estadística?
-Las dos cosas. Me ha enfadado que se haga mal una encuesta o que se interprete mal un sondeo bien hecho. Ésto se traduce en descrédito y yo enseño a mis alumnos que la estadística es una ciencia.
