Son las 6.30 de la mañana. En el mar hace frío, pero los seis tripulantes de la Goleta Morena se dirigen a un cálido destino: Sevilla. A través de las marismas sanluqueñas y con Doñana como paraje se dirigen a la capital hispalense. Vienen de Chipiona tras haber anclado en Almería, Algeciras y Cádiz. Zarparon en marzo y aún les quedan varios meses para recorrer los doce puertos españoles que marca su ruta.
Ahora les toca el Sur. A través de las ribereñas aguas del Guadalquivir atracan en el puerto de Sevilla el 30 de abril. Antiguo puerto de Indias y principal punto comercial con el Nuevo Mundo, el muelle sevillano, ahora denominado de las Delicias, acoge a esta embarcación hasta el próximo día 18.
A bordo se presenta la última campaña de la Obra Social de Caja Mediterráneo, Ideas para un mundo mejor, que se inauguró ayer y que, durante dos semanas, podrá visitar el público. "Sobre todo niños, que son los que más disfrutan en La Morena", explica José Juan Miranzo, capitán.
Y es que recorrer sus 24 metros de cubierta es acercarse, a través de numerosos paneles informativos, a las actuaciones de la Obra Social de Caja Mediterránea en sus tres ámbitos: solidaridad, cultura y medio ambiente; pero también es embarcarse en una aventura en la que, durante algunas horas, los más pequeños cambian su vida en la ciudad por la vida en alta mar. "Y la mayoría quiere quedarse a vivir aquí", señala el capitán. De pesquero a buque escuela. La Morena, de origen alemán, comenzó, hace 50 años, pescando bacalao. Desde el año 2001, a manos de Juan José Miranzo, se convirtió en un buque escuela que, desde 2003, ha sido un habitual de las campañas de Caja Mediterránea.
Velas de gran tamaño en el exterior, un timón de madera, -"aquí no hay piloto automático", comenta Jesús, otro de los seis tripulantes de la embarcación- y un interior entero de madera. Al bajar las primeras escaleras, los contrastes comienzan a emerger dándole a este barco una singularidad única. Junto al cuaderno de bitácora, repleto de las ideas para mejorar el mundo que aportan los visitantes, una cámara de vídeo graba las aportaciones de éstos, que luego se pueden ver en la web del proyecto. Desde "Hoy no cogeré el coche" hasta "Tratar a los demás como queremos que nos traten".
Lo que se pretende, según explica Juan Carlos Gil de Biezma, de Caja Mediterráneo, "es que la gente aporte ideas concretas que ellos mismos puedan llevar a cabo; es su granito de arena para hacer de éste un mundo mejor".
Además del cuaderno de bitácora y de la grabación en vídeo, todos los asistentes pueden dejar sus ideas en una gran bola del mundo que se halla en el exterior del barco. Si se entra en la segunda estancia, la pequeña cocina, el aseo, y los estrechos armarios recuerdan que "la vida en un barco no es fácil". "Muchas veces no podemos aceptar los regalos que hacen porque no hay espacio; aquí todo debe tener una utilidad", comenta la única mujer de la tripulación, Tana. En la última de las habitaciones, los contrastes vuelven a brotar: las estrechas literas y los adornos pesqueros chocan con la pantalla plana de televisión. Ésta, además de servirles de distracción cuando están en puerto, es imprescindible en los talleres y cursos que imparten a sus visitantes. "Les enseñamos cuestiones medioambientales, solidarias, les mostramos la vida en un barco e incluso les dejamos que lo manejen un poco", comenta José Juan.
De entrada libre, La Morena ya ha participado en otras campañas de la Obra Social de la entidad financiera, siempre relacionadas con el medio ambiente. "Este año hemos querido darle un giro y en lugar de ser nosotros los que enseñemos a la gente, que sea la gente la que nos enseñe a nosotros", asegura Gil de Biezma. Al grito de "¡suelten amarras!" partirán el día 18 rumbo al puerto de Huelva.
