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A ellos también se les pasa el arroz

A las mujeres les pesa los años. Pero a los hombres, la mala vida. Hasta el punto de que la paridad también ha llegado a las tasas de infertilidad del país. Y es que los últimos estudios constatan que la esterilidad afecta a un tercio de las mujeres, un tercio de los hombres, y a un tercio de las parejas.

el 15 sep 2009 / 05:53 h.

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A las mujeres les pesa los años. Pero a los hombres, la mala vida. Hasta el punto de que la paridad también ha llegado a las tasas de infertilidad del país. Y es que los últimos estudios constatan que la esterilidad afecta a un tercio de las mujeres, un tercio de los hombres, y a un tercio de las parejas.

"Es decir, el 66% de los varones y el 66% de las hembras sufren algún problema que les impide ser padres". No obstante, Manuel Fernández, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Sevilla, asegura que cada vez son más los problemas de pareja y no los individuales los que entran en los programas de reproducción asistida.

Lo más común es que sean incompatibles o acumulen un desgaste emocional importante tras meses y meses intentando un embarazo. La mujer pierde la batalla cuando opta por una la maternidad tardía -a partir de los 35 años-. En el caso del varón, son los tóxicos -la alimentación precocinada o enlatada, el tabaco o el alcohol- y ciertos hábitos como el sedentarismo, utilizar ropa demasiado ajustada o el estrés los que están poniendo en evidencia su virilidad. "El que a los hombres no se les pasa el arroz es una cuestión cultural. Diría que es casi machismo. Porque en muchas parejas ellas están perfecta y son ellos los que padecen algún tipo de trastorno", avisa el experto.

De hecho, en el congreso que la Sociedad Española de Fertilidad celebró la semana pasada en Oviedo se volvió a insistir en lo perjudicial que resulta el tabaco. Incluso un estudio de la clínica Tambre lo alzó como el principal factor de riesgo en hombre y mujeres cuando la persona cumple los 37 años. Todo tiene su motivo: "este hábito produce un envejecimiento de las células del cuerpo y disminuye la vascularización -la circulación sanguínea- que llega a los ovarios y a los testículos, disminuyendo su capacidad reproductiva.

Con la ciencia. En cuanto a las técnicas que se emplean, Fernando Infantes, del departamento de Genética de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, hizo repaso en el Congreso Nacional de sobre Genética y Reproducción que organizó la Asociación Española de Técnicos de Laboratorio el pasado fin de semana en Sevilla. "La más fácil es la inseminación artificial, en la que se coge el esperma y se limpia para hacer llegar a la mujer los más vivos y móviles. La fecundación in vitro, más complicada, se hace fuera de la hembra, sobre una placa. Allí esperamos que los espermatozoides lleguen al óvulo. Por último está la ICSI, que a diferencia de la anterior hacemos una inyección directa del espermatozoide en el óvulo, también sobre una placa".

El experto también defendió el papel que la genética desempeña a la hora de detectar enfermedades durante el embarazo. "Un ejemplo. Una pareja concibe un niño con Down y decide abortar porque está dentro de la legalidad. La primera pregunta que te hace luego es si va a tener otro bebé igual.

Actualmente podemos decirle el riesgo que tiene y si todo es fruto de la casualidad o de una anomalía cromosómica".

Así, y mientras que en este tipo de diagnóstico preimplantacional el éxito roza el 100%, en las técnicas de reproducción asistida el embarazo sólo se logra en el 55% de los casos. Aún así, el doctor Fernández asegura que es un triunfo de la ciencia. "Cuando todo empezó, en el año 78, la probabilidad era del uno o del 2%".

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