Veraneando

A la búsqueda del atardecer perfecto

El astro sol nos regala a diario postales inolvidables, cuando éste se funde con el mar, cientos de personas se congregan en ubicaciones estratégicas para disfrutar al máximo del espectáculo.

el 17 ago 2014 / 12:00 h.

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Un nutrido grupo de personas disfruta del atardecer en el Cabo de Gracia, Tarifa. Foto: Laura López Un nutrido grupo de personas disfruta del atardecer en el Cabo de Gracia, Tarifa. Foto: Laura LópezLa provincia de Cádiz reúne 260 kilómetros de costa y 138 kilómetros de playas, calas, ensenadas y arenales. Hay playas con historia como la de Trafalgar, frente a la que se libró la famosa batalla, y playas de película como la de La Caleta donde se grabaron escenas de James Bond, el agente 007. Hay playas pioneras en Europa, como la Victoria, en conseguir la certificación de gestión medioambiental de la Unión Europea y playas de colores como las de Tarifa, con el vértigo de los fly-surf y sus cometas. Playas ideales para la práctica del windsurf; igualmente la pesca submarina goza de numerosos adeptos entre las transparentes aguas de sus numerosas playas: Los Lances, Bolonia y Valdevaqueros, entre otras. En total, suman 83 playas. Llaman la atención los acantilados de los Caños de Meca (Barbate) y las calas de Conil. En algunas nos encontramos con monumentos naturales como las dunas de la playa de Bolonia o los corrales de pesca de Chipiona. En Cádiz es muy frecuente que el mar se encuentre con la montaña, con paisajes de pinares, bosques y marismas. Punta Candor en Rota y la playa del Camposoto de San Fernando, son playas muy naturales, pero cada una a su manera: si en una destacan los macizos rocosos, en otras sólo se puede acceder a nado o a pie. Todas ellas tienen algo en común, son escenarios perfectos para disfrutar de la caída del sol. CABO DE GRACIA. A la izquierda, la Playa del Cañuelo, a la derecha, Los Alemanes. Presidido por el Faro Camarinal, este enclave se consolida como un lugar magnífico para ver el atardecer. Aunque pertenece al término municipal de Tarifa, el acceso a este paraje se hace desde el famoso pueblo costero de Zahara de los Atunes. Al cabo se accede en un corto tramo a pie y una vez allí, especialmente en horas de puesta de sol, lo que aprecia la vista es simplemente una estampa espectacular. A la espalda, el faro Camarinal. A la izquierda, en dirección a Tarifa, el cabo del mismo nombre y prácticamente la noche. A la derecha, Zahara de los Atunes, Barbate y parte de cabo Trafalgar, en tonos pastel anaranjado, debido al sol poniente, muchas veces lo más simple puede dejar con la boca abierta. Si el día se presenta especialmente claro, es posible divisar tierras norteafricanas. Este rincón reúne cada tarde a visitantes que, después de disfrutar el día de playa, deciden culminar la jornada con este atardecer. LA CALETA. A tenor de las estadísticas turísticas, la playa de la Caleta de Cádiz es un rincón especialmente apreciado por los usuarios. Esta playa urbana regala las mejores combinaciones de colores que se pueden contemplar en la provincia gaditana. Es la de menor extensión de toda la ciudad, y se encuentra aislada del resto. Su principal atractivo radica en su ubicación entre el castillo de San Sebastián y el castillo de Santa Catalina, sin duda es uno de los escenarios más fotografiados de la ciudad. El castillo de Santa Catalina además, ofrece cada miércoles una cita para disfrutar de los últimos rayos de sol con el mar de por medio. Hasta el 20 de agosto los asistentes a esta fortaleza podrán disfrutar de pequeños conciertos de música clásica y flamenco totalmente gratuitos. Estas vistas desde el castillo gaditano son uno de los mayores placeres que el visitante no puede perderse si está de vacaciones en la ciudad. CAMPOSOTO. Esta playa rústica ubicada en un entorno plano y semisalvaje de San Fernando es una zona protegida situada en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz. Sus casi cuatro kilómetros de costa, con una ocupación media, hacen de este enclave una sabia elección para contemplar la despedida diaria del astro sol. Si queremos gozar de mayor intimidad, la recomendación es avanzar en esta playa. A lo largo se divisan varios búnkeres, donde la ocupación es más escasa. Su reciente uso militar es la razón por la que aún hoy se mantiene en estado natural. SANCTI PETRI. El castillo de Sancti Petri es una edificación de carácter defensivo con diseño irregular y construido con piedra ostionera. Se encuentra situado en el islote de Sancti Petri, en pleno Océano Atlántico ocupando la mayor parte de la superficie del islote con el mismo nombre. La empresa Loggia organiza visitas para festejar el atardecer. Con salida desde el Puerto Deportivo de Sancti Petri, una embarcación traslada al visitante a la fortificación con el único objetivo de impresionar con las características de este incomparable paisaje. BOLONIA. Esta duna, con más de 30 metros de altura y 200 de anchura, resalta dentro del vasto sistema dunar al que pertenece. Situado en la ensenada de Bolonia, dentro del Parque Natural del Estrecho, es una de las zonas menos transformadas y urbanizadas de la costa gaditana, albergando importantes valores naturales y paisajísticos. Las ruinas de Baelo Claudia, el turquesa de sus aguas y el fantástico atardecer que desde los 30 metros de altura de su enorme duna se disfruta a diario, son los principales atractivos de esta playa. CAÑOS DE MECA. Una de las batallas navales más importantes de la historia se produjo frente a una pedanía de la provincia de Cádiz que hoy en día destaca por la sospechosa y perenne sonrisa de sus visitantes y por unas playas largas de fina arena. La excelente orientación de estas costas permite disfrutar de un espectáculo natural, diario y gratuito, en el que el sol desaparece en el horizonte bajo las inmensidad del océano Atlántico.Ha sido siempre un pequeño acontecimiento que los habitantes y asiduos de la zona han guardado en sus retinas pero, desde hace unos años, estas puestas han calado en el imaginario de los visitantes y se han convertido en todo un acontecimiento que congrega en ocasiones a decenas de personas en los puntos de mejor visión. El verano posiblemente no es la mejor época para ver grandes puestas de sol por la ausencia de nubes. Estas, son las que regalan las formaciones más atractivas con mil tonos rojizos y dorados.

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