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A la caza de la paloma

Arranca la campaña de control en las zonas en las que son una plaga.

el 22 ene 2011 / 20:33 h.

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Un operario de la empresa Athisa lanza la red, propulsada por gas, para atrapar a las palomas.

Son el símbolo de la paz (y del Espíritu Santo), pero los vecinos afectados y el propio Ayuntamiento les han declarado la guerra. La empresa Athisa inició ayer en la trianera plaza de San Martín de Porres una campaña de control de plagas de palomas en la ciudad, un problema de salud pública ni muchos menos alarmante, pero sí bastante conflictivo para los vecinos que diariamente conviven con las denominadas ratas del aire.

Antonio González, portavoz de la iniciativa vecinal que reclama una solución a la plaga de palomas en El Fontanal, sabe bien lo que es sufrir las molestias de estas aves. Aparte del rastro de las ácidas deposiciones que dejan en continuamente en poyetes de ventanas y en la ropa tendida en la azotea, y de los mosquitos que atraen, lo que peor lleva Antonio es el hedor "a granja" que hay en el ambiente. Y lo dice quien lleva "cinco o seis años" reclamando al Ayuntamiento que ponga freno a la sobresaturación de la colonia de palomas que cercan plazas y centros educativos de su barriada, tales como el colegio Al Andalus, el instituto Antonio Machado o un pequeño parque infantil instalado junto a la que fue antigua refinería de Bordas.

El Ayuntamiento de Sevilla ha detectado por toda la ciudad hasta ocho zonas de masificación incontrolada de estas aves: San Martín de Porres, las plazas Jerónimo de Córdoba/Ponce de León, El Juncal, Gavidia/Concordia, hospital psiquiátrico penitenciario, el triángulo Tesalónica-Hebrón-Nínive en San Pablo y las calles Corral de las Maravillas (Pino Montano) y Francisco de Ariño y Niña, en el entorno de la Carretera de Carmona. Las causas de esta superpoblación hay que encontralas en el mal entendido amor por los animales del que hacen gala los "proveedores de palomas", ciudadanos que dan de comer a estas aves sin tener en cuenta las fatales consecuencias para el estado de los edificios y las numerosas enfermedades que transmiten. Las palomas aprenden con rapidez cuáles son los horarios y los puntos de cebada gratuitos de sus proveedores, de ahí que sus lugares de concentración habitual estén donde se les eche de comer.

Para controlar esta superpoblación y capturar a los palomas los inspectores de Athisa emplearon ayer el método de las redes propulsadas, una red impulsada por un cañón de aire que permite atrapar de un solo disparo a un gran número de ejemplares. Una vez capturadas, se comprueba el estado de las aves. Las que presentan parásitos son sacrificadas con métodos indoloros, mientras que las sanas son guardadas en los palomares de la propia Athisa. Se ha abierto la veda contra las plagas de palomas.

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