Cultura

"A la corrupción sólo le hace falta crear un partido político"

el 29 sep 2011 / 20:15 h.

No descansa ni el día de su cumpleaños. Boris Izaguirre (Caracas, 1965) se levantó ayer bien temprano para enviar su columna semanal a El País antes de iniciar la ristra de entrevistas para promocionar en Sevilla su última novela, Dos monstruos juntos , "un mosaico móvil de la realidad" basado en la crisis financiera de 2008, la corrupción española y el terremoto de Haití. Los protagonistas, "los bellos" Patricia y Alfredo, ven cómo se derrumba su mundo de lujo y privilegio.

-¿Se podría hablar de su obra como una revisión de Fausto, como alguien que vende su alma al diablo y luego paga por ello?
-Pero ni pagan ni sufren. Al contrario que en Fausto, los protagonistas están decididos a vivir el caos entregados totalmente al día a día, construyendo para destruir. Lo único que les mantiene juntos es la pareja que forman. Eso es innegociable.

-Su historia no es precisamente de amor...
-Como que no es una historia de amor, sino la de una pareja. El amor impulsa muchas cosas y ayuda a construir, pero en una pareja eso ya está solidificado, están en otro estadio. Es la diferencia de esta novela con respecto a otras. Las parejas son como los edificios, se van agregando plantas a medida que van pasando los años. La de Alfredo y Patricia es muy sólida hasta que de repente descubren un día que están rodeados de ruinas. Las ruinas somos nosotros, es esta sociedad que estalló en pedazos con la crisis.

-Y en ese panorama de crisis. ¿cómo se matiene el glamour?
-TIenes que aprender esa nueva frase me de menos look, todo es menos. Menos hombreras, menos maquillaje, menos marcas y el más es más vintage, más recuperación... Pero el glamour no se puede evitar. Estamos más interesados en obtener el glamour y todos los beneficios que conlleva, entre ellos la corrupción. En más de una ocasión, al menos en los casos de corrupción descubiertos a raíz de la debacle financiera de 2008, la aspiración de glamurizar tu vida ha estado muy presente.

-Una crisis y corrupción presenten en la vida de esta pareja.
-Sí, utilizo dos casos brutales de debacle financiera: la estafa piramidal de Madoff y el Gürtel. En ambos casos destaco aspectos de la trama que me han sorprendido, como la cena de acción de gracias que da Madoff un día antes de entregarse al FBI, y que se la encarga a Alfredo; y en el caso del Gürtel, el capítulo que pretendía con otra cena importar a Valencia los Premios Grammy Latinos.

-Tras estos casos, ¿qué futuro le augura a la política?
-Me da la impresión de que frente al comunismo y el capitalismo, ha surgido una tercera ideología: la corrupción, a la que sólo le falta crear un partido político que la represente.

-Resulta interesante la comparación de Poppea con Patricia, cómo necesita de un hombre a su lado para lograr el ascenso.
-Pese a ser una mujer que pertenece a una generación donde la profesionalidad está ya perfectamente asociada a lo femenino, ella opta por ser la novia de Alfredo. Es una contradicción muy real, porque vemos a muchas mujeres que establecen unas carreras profesionales de muchísimo éxito pero que tienen ese conflicto interior azuzado por los medios de comunicación de que en realidad lo que les va a determinar es encontrar un príncipe azul. La idea de la princesa sigue influyendo muchísimo en la mujer actual.

-Nueva York, Londres, Haití, ¿por qué estos escenarios?
-Porque la novela arranca con un terremoto en sentido literario, como es la caída de Lehman Brothers en Nueva York y el inicio de esta debacle financiera; y culmina con un terremoto real. Cuando Patricia y Alfredo llegan a Haití es para hacer algo tan horrible como lo que dijo el bróker en la BBC: llegan para medrar en la destrucción.

-En la obra aparecen personajes conocidos, como Kate Moss, Jude Law...
-Y yo mismo aparezco cobrando para ir a una fiesta (se ríe). Estas apariciones hacen que el libro sea muy actual, un gran periódico.

-¿Cree que le ha perjudicado la fama como escritor?

-Pero me ha dado una gran vida para poder entender mejor las cosas. Es verdad que podría escribir para no publicar, pero ahora escribo para publicar.

-¿Qué conclusión le gustaría que se llevase el lector?
-Que todo ha cambiado tanto que lo que antes nos parecía pecado, ahora es virtud; y que los villanos son los nuevos héroes en esta sociedad de la impunidad donde no hay castigo sino sólo recompensas.

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