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A la Gloria se va desde el Compás de la Laguna

el 16 sep 2009 / 00:58 h.

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Los sitios de sombra escaseaban en la plaza de Molviedro, antiguo Compás de la Laguna, una hora antes de la salida. El sol que caía impasible sobre las cabezas y los trajes de chaqueta de los sevillanos debutantes acababa con la paciencia de los más pequeños, los monaguillos que se aprestaban a salir delante de cada uno de los dos pasos de la hermandad.

Myriam, de 6 años y nieta del hermano numero 11 de la hermandad, Antonio Jiménez, esperaba sentada en el suelo con un canasto repleto de caramelos, estampitas y chupa chups, "que es lo que me gusta". El abuelo, que ya no sale, recalca que sí lo hacen la madre y la abuela de la niña.

Esa tradición de familias enteras se repite también en dos pequeños monaguillos, Mariana y Jandry, de 3 años y 18 meses, respectivamente. Su madre, Sonia Pérez Escobar, hermana del diputado mayor del gobierno, cuenta no sin cierta nostalgia que "he salido cuatro años, hasta que me quedé embarazada de la niña". Junto a ella aparece su marido, Jimmy, un ecuatoriano que llegó hace ocho años a Sevilla y que se "siente muy a gusto" en una familia tan cofrade.

Entre las miles de personas que asistían a la salida estaban Mariano y Claudia, dos argentinos que llegaron el sábado a Sevilla "y estuvimos en el besamanos del Gran Poder porque una mujer muy amable nos aconsejó que nos pusiéramos en la cola". A ambos les llama la atención "la sensación de fiesta y lo bien que viste la gente".

Las hermanas Marta, de 7 años, y Paula, de 3, también salen de monaguillas, y es que, como recuerda otra hermana, es una hermandad muy familiar y nos da mucha alegría volvernos a ver aquí. Y ese aquí es precisamente lo que todos esperan. Una salida "que no se puede perder".

A las 14.40 se abrían las puertas de la capilla, y pocos minutos después comenzaba a fluir aroma a incienso con un toque a clavo. Se acerca la salida y los costaleros que no están debajo tienen que sujetar por fuera mientras bajo las trabajaderas los compañeros se ponen de rodillas. Ya en la calle los costaleros gritan "a la gloria" cuando está en la calle y A la Gloria interpreta por primera vez la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Reyes, una composición de Miguel Ángel Font a la que la cuadrilla saca todo su ritmo, lento, in crescendo, para alejarse entre aplausos.

Y si emocionante es la salida del misterio, qué decir del palio. "No basta con ir a ras de suelo, sino que aún así tienes que agacharte", explica Mikel, un costalero nacido en Mondragón "por accidente", que lleva 14 años en la hermandad. Y así es. Cuando se acerca a la puerta parece imposible que pueda salir sin rozar arriba y a los lados. Pero lo logra, varal a varal, flor a flor, cuidadosamente, con el esfuerzo dentro y fuera de los costaleros. Cuando ya está arriba el paso las lágrimas afloran entre los hermanos, sobre todo entre los más jóvenes, que se funden en abrazos de satisfacción y orgullo. Y suena Madre Misericordia, la otra marcha de estreno, con la que inicia un caminar elegante bajo el calor de la tarde.

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