Mal asunto. Flaco favor a Manolo Jiménez reclamar el respaldo unánime de la grada en forma de plebiscito después de conocer la noticia de su continuidad, porque hace mucho tiempo que esas consultas no se amañan y la grada canta o grita lo que tiene por conveniente, no lo que se le indica desde ninguna trinchera, ni de la crítica ni de la oficialista. La gente es libre, que se convenza todo el que tenga la perversa vocación de influir más de la cuenta, tan libre como el director deportivo y el presidente de tomar la decisión que han adoptado y que se podrá o no discutir, yo la discuto, pero no dejar de ser una postura razonada y coherente, tanto o más que la de contratar a otro técnico. Pero Jiménez, como todo el mundo, se tendrá que ganar la unanimidad de la grada a base de triunfos, y puede que lo consiga, pero mientras tanto tiene que intentar ser invisible, no sacar pecho con números a medida ni insinuar que Juande Ramos le dejó un grupo roto. No le conviene exponerse a ningún plebiscito no vaya a ser que no lo pase o, peor, que consiga una mayoría insuficiente para encarar la temporada con la mínima tranquilidad que se precisa. En ese sentido, la cosa no va bien, queda trabajo por delante.
Habrá salidas, fijo que sí, y se marcharán hombres muy principales en este gran equipo, pero hay una velocidad de crucero y una calidad media que, sin conocer los fichajes, le dan a este conjunto empaque para empezar un nuevo ciclo que a lo peor no trae tantos títulos, porque ya está dicho que ni con el Milan de Sacchi es fácil hacer lo que firmó este Sevilla, pero seguro que dejará también gloria, porque hay talento.
Y un toquecito a Koné. Es verdad que tiene sobre su espalda el peso del precio y el de la competencia feroz de dos delanteros descomunales, pero en un partido tan de cara como el del Athletic, que no se pusiera de gol es para preocuparse al menos un poquito.
