Lo leerían ayer en este periódico: que los restauradores de la Iglesia de San Luis de los Franceses, excava que te excava, han acabado encontrando allí debajo los restos de un palacio mudéjar bastante despampanante. Se ha celebrado con alborozo, como si fuese una buena noticia, ¿a que sí? Pues ahora fíjese usted ahí arriba, en la foto, y vea lo que hacen los sevillanos con las cosas mudéjares que se encuentran. Así estaba esta semana, y así está por lo general, una de las joyas más grandiosas de la arquitectura mudéjar local (para algunos, la más importante): la Iglesia de Santa Catalina. Apoyo de sillas de bar, parking de motos, escupidera pública, orinal nocturno, musguería natural, criadero de líquenes y desconchones, homenaje al olvido y viva estampa de la decadencia de una ciudad que no sólo vive del turismo, sino que se canta a sí misma hasta el hartazgo por su belleza sin igual, su sensibilidad exquisita y sus monumentos mimados. Ea, pues ahí tiene usted un ejemplo de las tres cosas, por si quiere componerle al asunto unas sevillanas.
Es un clásico del periodismo el que desde los grandes diarios se enardezca el sentimiento del pueblo y el deber de los gobernantes con distintos nobles propósitos, ya sea una cuestación popular, la erección de una estatua a un prohombre o la ayuda a un artista olvidado. Pues aquí tienen los sevillanos y quienes mandan una de esas propuestas: no consentir esta vergüenza. Que ya no es sólo Santa Catalina: siga usted para adelante, todo recto, hasta San Leandro, y mire a ver si es capaz de llegar hasta la Pila del Pato sin vomitar de la pestuza.
No es ninguna broma. Entre en Facebook y visite el perfil de Restauración de la Iglesia de Santa Catalina. Allí encontrará un pequeño pero muy concienciado y activo grupo de sevillanos que están hartos del abandono de este templo de origen medieval. Han organizado hasta una quedada el día 23 para que vaya allí toda Sevilla a hacer fotos en un acto reivindicativo y soberano. Un templo de ese estilo único en el mundo que fue el que aquí, en Andalucía, supo sintetizar el espíritu adusto de los conquistadores cristianos que venían de arrodillarse en ermitas románicas, el alma oriental y el alegre arabesco de los moradores musulmanes y, además, los nuevos aires que harían germinar la arquitectura deslumbrante del gótico. De todo eso tiene. Pues siete años lleva cerrado. Hoy hace 2.443 días, como recuerda desde la red social uno de los mayores paladines de esta causa, José Javier Comas González. Desde el 3 de junio de 2004, una paletada de indiferencia ha caído por dentro y por fuera de este edificio al que ciertamente se le han restaurado las cubiertas, que por algo había que empezar, pero que sigue pendiente de que la diócesis ordene proseguir los trabajos de rehabilitación integral, que costarán por lo menos cuatro millones de euros. Un presupuesto sobre el que se saben dos cosas: que Urbanismo pondría 300.000 euros y que la cosa está fatal con la crisis. Será ahora, porque no había crisis ninguna, sino todo lo contrario, cuando se cerró esta joya del siglo XIV hecha, precisamente, de ladrillo. El arzobispo se pregunta si en 2012 se le podrá dar un empujoncito. Y a la vista de las fotos, lo que menos le conviene a Santa Catalina es que la empujen.
Como muy pronto, y aun suponiendo que en 2012 empezaran las reparaciones, la iglesia no reabriría por lo menos hasta 2014 (échenle veinte meses a las obras, tirando por lo bajo). Y mientras tanto, por fuera se va haciendo, poco a poco y bajo la mirada indiferente de Sevilla, basurero, perchero y portón para grafiteros este monumento nacional declarado que ya quisieran tener por ahí. ¿Quién lo enfoscaría?
De utilidad:
Importantísimo: Entre en Facebook y luche desde allí para que se acabe esta situación. Agréguese a Restauración de la Iglesia de Santa Catalina y manténgase informado al día.
Cómo participar en la lucha: El día 26 de este mes, que cae en sábado, toda Sevilla está invitada a ir a Santa Catalina a las 12 y ponerse a tomar fotos. Vaya usted. Reconquiste Sevilla.
