El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón acordó ayer el ingreso en prisión de los dos somalíes detenidos el pasado 4 de octubre cuando abandonaban en un esquife el buque español Alakrana, secuestrado desde hace 11 días por piratas en aguas del océano Indico. Garzón considera que forman parte de un grupo constituido hace más de 20 años llamado Burcad Badeed (Los que roban en el mar), a cuyo frente se encuentra un jefe conocido como Ilyas, un segundo en el mando llamado Cabdulkahadir y diez miembros más.
El más joven de ellos, Abdu Willy, declaró ayer ante Garzón que él y su compañero Raageesey estaban pescando cuando los verdaderos piratas llegaron en lanchas y les obligaron a acercarse al atunero vasco. Abdu Willy relató durante una hora al titular del Juzgado Central número 5 que los piratas les obligaron a arribar al Alakrana y dos días después les dejaron marchar. En cuanto a los seis teléfonos móviles y el dinero que los militares de la fragata Canarias hallaron en su esquife, el detenido dice que constituyeron una compensación que les dieron los piratas por haberles utilizado para el secuestro. Garzón considera, sin embargo, que se les pagó 2.500 dólares por participar en el secuestro.
Por su parte, los piratas somalíes que tienen secuestrado el atunero español amenazaron ayer con represalias, incluido el asesinato de los tripulantes, si la Armada de España o las fuerzas navales de la Unión Europea intentan rescatar el pesquero. En una conversación con Efe, el cabecilla pirata Abdi Benlow dijo ayer desde la pequeña población costera de Hindawao, entre las ciudades de Haradhere y Hobyo, en la zona central somalí, que tienen "tres condiciones que se han de cumplir", y que la primera de ellas consiste en la liberación "sin condiciones" de los detenidos.