La exposición de Pérez Siquier en la Casa de la Provincia y enmarcada en Sevillafoto 2009 da pie para reflexionar no sólo sobre la obra del artista almeriense del Grupo Afal sino, principalmente, sobre el evento anual y el panorama de la fotografía sevillana. Sevillafoto aun no ha calado ni aquí ni fuera y difícilmente lo hará en las coordenadas actuales: no sólo por culpa de su organizador, el ICAS, sino sobre todo porque el devenir del arte de Daguerre en la ciudad ha sido y continua convulso y caótico. Parece como si existiera un hado empeñado en borrar reiteradamente el nombre de Sevilla de la Historia de la Fotografía.
Desde Casajús hasta hoy la luz y el patrimonio de la ciudad atrajeron a los objetivos internacionalmente más prestigiosos y desde hace casi un siglo Sevilla fue pariendo fotógrafos con firma; cuando en Almería se formaba Afal, aquí se concebían parecidos propósitos en f/8 o, luego, se intervenía activamente en el nacimiento de Photovisión. Tras Serrano, Gelán o Luis Arenas vinieron Mario Fuentes, Holgado, Yáñez Polo, Ignacio González, Emilio Sáenz, Carlos Ortega, Heraclio Oliver, Pablo Juliá, Javier Andrada, Alejandro Sosa, Atín Aya?.
Por qué Almería pudo capitalizar al vasco Alberto Schommner y Sevilla no consiguió que ni sus propios hijos la adoptaran? Probablemente porque no surgió un organizador como José María Artero, pero también porque las instancias públicas no hicieron de locomotora para montarlos en vagones de primera y lanzarlos. Ahí seguimos. Pérez Siquier plasmó La Chanca de los cincuenta y pudo hacerlo cincuenta años después porque alguien tuvo esa idea. ¿Quién dirige de verdad Sevillafoto?, ¿quién escoge a los que exhiben en ella su obra? No lo sé pero sé que si no se articula y se proyecta lo propio, se está condenado a vivir de lo que otros presten.
Antonio Zoido es escritor e historiador
