Si hay un santo en Sevilla que congregue a diario multitud de miradas y peticiones este es, sin duda, San Judas Tadeo. Para comprobarlo sólo debe pasar un día por la calle Alfonso XII y observar cómo las puertas de la Iglesia de San Antonio Abad son un hervidero de fieles que se dirigen hacia la pequeña imagen de este santo a rogarle una ayuda para su vida cotidiana, y más en estos tiempos en los que nos acecha peligrosamente la crisis económica.
Cuenta la leyenda que si se quiere que San Judas Tadeo te conceda aquello que le pides debes rezar durante nueve días su oración, acompañada de tres Padre Nuestros, tres Ave Marías y tres Glorias. Haciendo uso de esta fórmula o con un método propio, los devotos del santo llegan hasta su altar, se santiguan, y un silencio enmudece el ambiente en el compás de la iglesia. El rito dura poco y, por tanto, no permanecen mucho tiempo ante la imagen del santo. Sólo lo justo, rezan y se marchan, pero su salida es correspondida con la llegada de otro fiel de San Judas que vuelve a repetir el mismo ciclo, y así, persona tras persona durante todo el día.
Lo cierto es que la devoción al santo supera todos los estereotipos. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres, mujeres, no existe un perfil claro del devoto que acude a rezar a San Judas Tadeo, aunque si coinciden en señalar la capacidad de esta talla para solucionar las causas imposibles, por algo la tradición católica lo reconoce como el abogado especial de los casos más difíciles y desesperados.
A pesar del vínculo eclesiástico que supone rezar a un santo, algunas de las personas que se acercan al recóndito lugar del compás de la Iglesia de San Antonio Abad que acoge a la imagen se reconocen abiertamente como personas no católicas, que aun así, profesan una devoción atea a los milagros que les concede esta pequeña talla. Y es que cuando hay necesidad, cualquier ayuda es buena para poder superarla. "Yo soy devota del santo porque creo que si lo pides, da trabajo", afirmaba Julia López a la salida del templo. Esta ama de casa, reconoce no comulgar con algunas doctrinas de la Iglesia, sin embargo, no duda en acudir a rezar al santo cuando tiene un problema importante porque es algo que le "consuela".
Los ritos en torno a la imagen de San Judas Tadeo son de toda clase. Hay personas que conservan la tradición de ir a visitarlo cada semana. Es el caso de Olivia Borrego, una señora de más de ochenta años que, cada martes, coge una autobús para llegar desde las Letanías hasta la Iglesia de San Antonio Abad, a pesar de los achaques de la edad. "No hay semana que no venga a pedirle salud, por mis hijos, porque todo vaya bien y tengamos una vida mejor". Aunque el santo no accede a todo sus ruegos, asegura que "si se lo pides desde la fe todo se acaba cumpliendo".
La devoción al santo no solo se limita a Sevilla y los fieles de San Judas llegan de todas partes para rendirle culto. Dolores y María son dos amigas que han venido desde La Algaba. "No es que vengamos todas las semanas pero sí siempre que podemos", afirmaban. María ha venido a pedirle por su hijo que quiere ser padre y espera que el santo "les ayude a quedarse embarazados". "Por algo es el patrón de los casos difíciles", le replicaba Dolores.
Y es que son tantos los problemas en estos tiempos en los que las necesidades apremian por la crisis, que cualquier ayuda divina puede ser buena para solucionarlos. Y tal como está la vida, es normal que se le acumule el trabajo al santo de los imposibles.
