En un Otoño cultural huérfano del aniquilado Ciclo de Música de Cámara de Cajasol la propuesta de la Orquesta Barroca al configurar una serie de conciertos que conforman casi un pequeño festival de música antigua (ilustre y valiosísimo hermano pequeño del primaveral FEMAS) ha de ser recibida con alborozo. En una Iglesia de los Terceros con aforo completo ya desde la misma conferencia previa al recital, el violonchelista francés Christophe Coin -un peso pesado de la interpretación con criterios históricos- propuso un concentrado y desnudo recital con tres de las Suites para violonchelo solo de Bach.
El conjunto de sus interpretaciones resultó sobrio a la par que armonioso, concentrado al mismo tiempo que fluido. Con una impecable serenidad al tocar y con una adecuación estilística -en dinámicas y sonido plena-, Coin lució un fraseo ágil con muy pocos roces, tradujo con emocionante sencillez la endiablada Gigue de la Suite nº3 BWV 1010, se mostró ligero y volátil en los Minuet I y II de la Suite nº2 BWV 1008 y resaltó la concentrada religiosidad profana que encierra toda la Suite nº3 BWV 1009.
Como propina Christophe Coin, ahora con atril por medio, ofreció el Cappriccio nº8 -de una colección de 10- del muy poco transitado compositor Joseph-Marie-Clément Dall'Abaco, de pegadiza impronta melódica y en cuyo desarrollo se apreció la alargada sombra del Bach precedente. Coin volverá mañana domingo, nuevamente en los Terceros, a protagonizar un concierto en compañía de la Orquesta Barroca de Sevilla con Haydn como capítulo central.
