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A ver si nos vamos de una vez

Los placeros de la Encarnación empiezan a creerse que se mudan tras 37 años

el 14 ago 2010 / 19:07 h.

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Los placeros llevan 37 años en unas instalaciones en las que en teoría iban a estar poco tiempo.

Aunque Sevilla ha rozado los 40 grados esta semana, en el mercado de la Encarnación el mercurio asciende unos puntos más. El techo de uralita que da cobijo a los placeros desde hace 37 años es el peor inconveniente de este mercado provisional. "En verano se concentra el calor y en invierno da frío y entra el agua", asegura Joaquín Ortega, el frutero de la entrada. Su puesto tiene mucha clientela por su posición estratégica. Sin embargo, los lunes son el peor día de la semana en el mercado de la Encarnación, sobre todo en pleno agosto, ya que "la pescadería no abre y muchos deciden hacer lo mismo porque en verano no hay mucha gente", comenta. Otros placeros deciden tomarse unas vacaciones, mientras que algunos ya se marcharon y sus puestos están cerrados desde hace varios años. Ahora llega el nuevo mercado, del que podrán disfrutar en cuestión de pocas semanas.


"Tiene un diseño muy moderno, están muy bien", valora Joaquín, que el pasado día 4 pudo conocer el nuevo mercado junto a otros placeros. La mayoría de estos comerciantes están contentos con las nuevas instalaciones, sobre todo porque tendrán aire acondicionado. Según la portavoz de la cooperativa de placeros Macarena Pérez, el nuevo mercado es "fenomenal", porque es "amplio y de categoría".


Las obras, les dicen, se encuentran en un estado "muy avanzado", hasta el punto de que la recepción de obras podría producirse antes de que acabe agosto. Esto abriría la puerta a que el traslado se produzca ya en septiembre, tal y como apuntan las previsiones municipales. Pérez cree que no habrá más retrasos porque "el planning de obra se está cumpliendo" y sólo los "trámites burocráticos" pueden provocar la demora. La cooperativa también mantiene buenas expectativas ante el traslado, ya que considera que se ofrecerá un buen producto a los clientes: "Los comerciantes serán los mismos y también la calidad de sus artículos, pero el espacio tendrá más calidad en sus materiales".


Algunos placeros, por su parte, se mantienen escépticos ante las fechas planificadas. "Después de tantos retrasos no se sabe", comenta Joaquín Ponce, trabajador del bar El Mercado. Por otro lado, el frutero Francisco Gallego tampoco está muy seguro de que puedan trasladarse en septiembre, pero así lo espera y tiene ganas de que esto ocurra, porque "el calor es insoportable". Sin embargo, para Francisco el mayor inconveniente es "la mala comunicación que tiene el mercado ahora", pues los autobuses no penetran en la plaza de la Encarnación y se quedan en Ponce de León.


Francisco Rodríguez, más conocido como Paco El Carnicero, es la "oveja negra" del grupo de comerciantes, en palabras del propio placero, que se autodefine como un "detractor de las setas". Según este comerciante, el nuevo mercado es "más pequeño" y aún no se sabe el coste que tendrá el alquiler de los puestos, porque "si han encarecido la obra, también subirán el precio de los locales".


Joaquín Ortega, el frutero, se sitúa al lado opuesto. Este comerciante cree que después de 37 años "Monteseirín ha sido el único que ha hecho caso de los placeros de la Encarnación y ha construido las setas". Por ello, se muestra animado con las nuevas instalaciones.
Otra de las novedades que presenta el ansiado mercado es la amplitud de los puestos. Cada tienda del mercado provisional tiene seis metros cuadrados, aunque muchos suelen ampliar su espacio, unificándolos. Ahora todos dispondrán de 20 metros cuadrados, pese a que el precio de los nuevos locales no se sabrá hasta que los placeros se trasladen. El único cambio que han reclamado tras la visita es una mínima reforma en las estanterías de las fruterías.


Si los planes de la constructora se cumplen, estos comerciantes que forman el histórico mercado de la Encarnación podrán ofrecer un espacio mejor a sus clientes el mes próximo.
Mientras tanto, agosto está siendo difícil para ellos, "como siempre", ya que entre los compradores sólo se encuentran aquellos turistas con ganas de soportar las altas temperaturas de Sevilla y los vecinos que "quedan" en la zona, muchos de avanzada edad. Es más, la mitad de la clientela de Paco el carnicero es extranjera, según asegura el propio placero que atiende en un perfecto inglés a los guiris que le piden "un poco de jamón".

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