La Universidad Pablo de Olavide nunca ha podido presumir de un presupuesto generoso, pero hace cuatro años, cuando se celebraron las últimas elecciones a rector, la situación no pintaba tan raquítica como la que se está viviendo desde hace dos años en el campus sevillano. En esta tesitura, la Olavide afronta la próxima primavera las elecciones (por sufragio universal). Y la pregunta es: ¿quién se atreve en este contexto a dirigir una universidad cuando del grifo de la administración no sale ni una gota?
El actual responsable de la institución, Juan Jiménez, anda sopesándolo seriamente. Por delante, pese a todas las dificultades económicas, la Olavide tiene un proyecto que evitará que el campus entre en encefalograma plano. La alianza “estratégica” con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas –que trasladará a la Olavide algunos de sus centros más señeros, como el Instituto de la Grasa, y abrirá otros de nuevo cuño, como el dedicado al cambio climático– dará más de una alegría a la joven universidad sevillana.
Según las fuentes universitarias consultadas por este periódico, este proyecto podría ser el empujón que necesita Jiménez para oficializar su candidatura a la reelección. De la mano del principal órgano de investigación de España llegarán a la Olavide proyectos de envergadura y, con ellos, dinero. Jiménez, catedrático de Genética que antes de ser rector ocupó el puesto de director del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, no oculta su interés por llevar a buen puerto este matrimonio con el CSIC.
La otra pregunta clave sobre las próximas elecciones es si hay alguien con ganas de disputarle el puesto al actual rector. “El escenario es nefasto. El próximo no es un mandato para lucirse”, reconocen las fuentes consultadas. Los hay incluso que no ocultan su malestar hacia la Junta de Andalucía, a la que acusan de “asfixiar económicamente” a la Olavide. “No tiene perdón. Su política es de una gran torpeza porque no ha sabido entender el valor que tenemos. Con poco hacemos mucho”, subrayan al unísono voces de primera línea dentro del campus.
mover a la participación. El gran reto de Juan Jiménez, en caso de presentarse a las elecciones, será el de conseguir movilizar a la universidad. Los aprietos económicos de la institución y los recortes en la nómina que ha sufrido el personal (tanto profesores como la administración) han calado hondo en el ánimo de la comunidad universitaria. Hay quien lo resume en la siguiente frase: “Esto está muerto. Parece que no estamos en año electoral. No se mueve nada”. Y quedan tan sólo cinco meses. ¿Sería entonces posible pensar que Juan Jiménez se presentase en solitario? No es descabellado, según todas las fuentes consultadas, a no ser que “en el último momento, alguien, en plan kamikaze, decida dar el paso”. Por ahora, del grupo conocido como los del edificio 7 (sede de Económicas) no parece que vaya a salir nadie. En lizas anteriores siempre han presentado un candidato (Ramón Valle contra Agustín Madrid y José Luis Martín Marín contra Juan Jiménez).Sea cual sea el candidato en las elecciones, tiene por delante la difícil tarea de intentar que los porcentajes de participación no se desplomen. Hace cuatro años, la participación por sectores fue: 94,6% en el profesorado funcionario, 57,7%, en docentes e investigadores, un 82,9% en administración y un exiguo 11,2% entre los estudiantes.
