No hay que pasar por alto la trascendencia de la presentación en San Pablo del A400M, el mayor avión de transporte militar y que se ensambla en Sevilla. Es todo un hito que marca la capacidad de respuesta de la industria aeronáutica entroncando así con la más genuina tradición de este sector en Andalucía, enclave que se ha convertido definitivamente, gracias a este proyecto que ya es una espléndida realidad, en el segundo polo aeronáutico de nuestro país, tras Madrid y por delante del País Vasco.
El acto, que contó con la presencia de Rey y de más de dos mil invitados, tuvo que ser motivo de envidia, suponemos que sana, por parte de otras comunidades, que han caído en la cuenta de que ésta es una de las actividades productivas que más futuro tiene ahora que el fenómeno de las deslocalizaciones y la propia crisis amenazan con desmantelar toda factoría que se les ponga por delante.
Estamos ante un acontecimiento de primera magnitud y ahora de lo que se trata es que obtengamos de este evento las suficientes enseñanzas como para sacar el debido provecho a lo que es, sin duda, un paso sin precedentes en el sistema productivo andaluz.
Una clara apuesta por la industria aeronáutica . Y lo cierto es que el logro que ahora celebramos no viene caído del cielo, ni muchísimo menos. Es fruto de una decidida apuesta que en su día se hizo por el desarrollo de esta industria en nuestra tierra.
Ha habido cuantiosas inversiones públicas y un permanente esfuerzo de ingenieros, técnicos, trabajadores y, por supuesto, empresarios. Todos, sin excepción, aportaron lo mejor de sí mismo, un esfuerzo al que hay que unir el efectuado por nuestras instituciones más próximas como pueden ser la administración autonómica y ayuntamientos.
Se actuó en todas las direcciones posibles, incluso, en el ámbito del conocimiento con la puesta en marcha aquí de los estudios superiores de ingeniería aeronáutica necesarios con fin de no limitar la contribución andaluza a las tareas más simples y mecánicas. Ahora se aporta innovación y hasta riesgo financiero con el fin de transformarnos en lo que se denomina en el sector "contratista de primer nivel".
Hay que tomar conciencia para adquirir impulso . Así que a lo largo de estos años ha quedado suficientemente claro el importante grado de implicación de toda la sociedad andaluza. Eso sí, ha habido que sortear numerosas dificultades. Muchos, incluso, se han quedado en el camino, pero es el momento de sentirnos satisfechos por el éxito alcanzado.
Aún así, está claro que no nos podemos quedar en la simple autocomplacencia, aunque haya motivos suficientes para ello. Si bien nunca está de más estimular nuestra autoestima, se requiere insistir en la senda marcada puesto que las amenazas que nos acechan están presentes día a día en este mercado tan competitivo. Eso no impide que, aunque sea por unos días, nos sintamos orgullosos de lo que somos capaces de hacer los andaluces. Que se enteren por ahí.
