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Cultura

Abdellah Taïa: ser gay en Marruecos

El escritor publica en España su libro más revelador.

el 30 may 2010 / 19:24 h.

El joven escritor Abdellah Taïa ha establecido su residencia en el país galo.

Aunque muy lentamente, algo parece estar cambiando sobre la manera de entender la homosexualidad en Marruecos. Al mismo tiempo que se acaba de fundar en el país vecino la primera revista de temática gay del mundo árabe, Mithly, el escritor Abdellah Taïa (Salé, 1973) publica en la editorial española Cabaret Voltaire su libro Mi Marruecos, donde habla sin tapujos de su condición sexual. Desde que Taïa fue portada del semanario marroquí TelQuel hace tres años, se ha convertido en un auténtico símbolo de la necesidad de revisar los rígidos esquemas sociales de su país.

A Taïa, afincado en París, no le importa ser encasillado. "Se me puede considerar simplemente como escritor, o como escritor homosexual, que me parece igual de bien porque no tengo ganas ni de meterme en una categoría ni de renunciar a ningún aspecto de mi personalidad. Si alguien dice, ‘ah Abdellah Taïa, el homosexual de Marruecos', me parece bien, porque no tengo ninguna vergüenza respecto a la homosexualidad, no creo que me reduzca", explica.

No obstante, niega que sus libros -Mi Marruecos, El ejército de salvación, Una melancolía árabe- sean estrictamente autobiográficos. "Son datos que utilizo para transformarlos en algo distinto. Si simplemente contara mi vida, eso no tendría ningún interés. Lo que interesa es el proceso por el que uno transforma eso en algo llamado literatura: a través de una mirada, a través del estilo y el punto de vista. La historia viene en cuarto lugar. Si no fuera así, la gente no leería mis libros. Y la creación, toda creación, no puede venir del planeta Marte: debe pasar necesariamente a través del prisma del yo", asevera.

Admirador de ilustres paisanos como Mohamed Chukri -para muchos el Charles Bukowski marroquí-, Taïa parece muy consciente de los valores que quiere transmitir a través de su literatura. "Cuando empiezo a escribir, esa realidad marroquí, esta vida fuera de toda clasificación, sale de mí. Y sale sin complicaciones, de una manera natural, de la piel. El imaginario marroquí es fuerte y extraordinariamente complicado y poético a la vez. Quiero escribir y describir esta realidad marroquí, las historias, el sexo, la religión, extraña y bella y loca. Tengo ganas de meterme en medio de todo eso y de hablar. Hablar de mí, de lo que soy, de mi sexualidad, de mis historias y de todo eso que me rodea. Con el deseo de transformarlo en algo literario".

Finalmente, el escritor se muestra cauteloso a la hora de valorar el choque que actualmente se da entre los movimientos progresistas y los grupos de carácter fundamentalista. "El movimiento a favor de las libertades individuales, la asociación de lucha contra el SIDA y otros muchos grupos son iniciativas a través de las que el marroquí simple intenta asumir su rol de individuo", comenta. "Pero paralelamente, el poder deja el campo libre a los que se oponen al progreso y no ayuda a los marroquíes a salirse de este tradicionalismo que se le mete todo el tiempo en la cabeza. Explota la libertad que existe hoy en Marruecos para decir: miren, hay libertad, se habla de todo, incluso critican el gobierno, el rey etcétera, pero a la vez se deja a la mayoría de los marroquíes en la ignorancia, sin libros, sin debate intelectual y ése es el mayor peligro: los que hablan sólo hablan entre ellos, y los demás, los pobres, los que no tienen medios, dicen ¿qué tengo que ver con la gente ésa que habla de ideas si yo no tengo nada que comer? Les parece algo muy lejano".

Taïa proclama su alegato por el cambio de las leyes marroquíes, en las que la homosexualidad está castigada, al menos sobre el papel, con la prisión: "Es una amenaza que pende sobre el homosexual marroquí y que le obliga a sentirse avergonzado, a esconderse, a no pensar. Porque es lo mismo: no pensar, no rebelarse, no atreverse a desafiar a la sociedad, las palabras, el poder. Ahora bien, esta ley escandalosa es la misma para los heterosexuales, que tampoco tienen derecho a mantener relaciones sexuales, excepto dentro del marco del matrimonio".

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