Abriendo puertas en Chile

El palaciego Francis Rodríguez emprendió un viaje que se ha convertido en la salida a un trabajo precario gracias a su negocio de internacionalización de empresas en el país suramericano.

el 02 abr 2014 / 22:47 h.

El emprendedor palaciego y director de IBOS, Francis Rodríguez, y su novia, Esther Ayala, antes de tomar rumbo a Chile. El emprendedor palaciego y director de IBOS, Francis Rodríguez, y su novia, Esther Ayala, antes de tomar rumbo a Chile. Francis Rodríguez Carmona tiene 31 años y pasó la mitad de ellos poniendo copas en bares de su pueblo natal, Los Palacios y Villafranca. Así se pagó la carrera de Dirección y Administración de Empresas en la Pablo de Olavide de donde salió precariamente contratado por una compañía malagueña dedicada a la protección acústica que lo envió a Marruecos en busca de clientes. Demostró tanto don de gentes y tanta capacidad de trabajo que antes de que la empresa le imaginara cotas más altas, las soñó él, no en forma de escalada en determinadas corporaciones, sino como abanderado de éstas más allá del mundo conocido. «Dividí el mundo en tres partes: Europa, Asia y América», cuenta. «Descarté la primera porque no creí en su crecimiento bestial para la próxima década. También la segunda porque no me imaginaba a ningún empresario haciéndose sitio en Singapur donde se habla cinco idiomas... Así que aposté por Latinoamérica». Y dentro de ella, por un país comparable con Alemania: Chile, con pleno empleo y adonde llegan cada mes una media de 1.000 españoles en busca de oportunidades. Así que después de «estudiar mucho sobre él», allá se marchó con lo puesto más 1.900 euros que le confió el Grupo Juvasa, empresa dedicada a la distribución de envases de vidrio propiedad de un paisano, Juan Valle, que le había encargado un estudio de mercado en el país de Pablo Neruda como quien encarga una excusa en forma de confianza. «Siempre le estaré agradecido», dice Francis, consciente del valor de otro emprendedor que confió en su aventura. Después de nueve meses en Santiago de Chile, y de haber trasteado el país con la pasión de los descubridores, vuelve con una empresa bajo el brazo y una cartera de clientes deseosos de aterrizar frente al Pacífico, máxime cuando la crisis en España es como un tsunami que obliga a tantos empresarios a mantener su producción a costa de una demanda fragmentada o remota. «Al que vende algo, si le pagan, le da igual venderlo aquí o en Chile», explica Francis, director de IBOS (International Business Operation Services). Se autodenomina «plataforma para la internacionalización» y justamente se ha convertido en soporte facilitador para que pymes hechas a actuar en un reducido radio de clientes se acostumbren a la globalización. La labor de IBOS es ponérselo en bandeja. Rodríguez en su espacio de trabajo. Rodríguez en su espacio de trabajo. «Podrían llegar y buscarse la vida, claro, pero IBOS hace que ahorren dinero y tiempo», asegura Francis. Su empresa no solo constituye sociedades allí y les consigue asesoramiento contable, laboral, fiscal o jurídico, sino que incluso puede representarlas comercialmente. Un ejemplo es Beyflor SL, una constructora palaciega a la que IBOS ha constituido en sociedad chilena y les busca proyectos que requieran sus servicios en la ejecución de subestaciones eléctricas. Asimismo, IBOS representa comercialmente allí a otras empresas españolas, como Openshopen, propiedad del economista Marc Vidal y que facilita la creación de tiendas virtuales; o Postemel, fabricantes sevillanos de torres eléctricas y estructuras metálicas que han dado el salto a Chile; o ARQarquitectos, a quienes les hace un sondeo de posibilidades para exportar sus diseños de edificios docentes. «Pero quienes ahora me han pagado la vuelta a España han sido mis clientes de JJPHospitalaria», señala, una empresa sevillana especializada en la distribución de alta tecnología médica. Esta empresa pretende rentabilizar su viaje porque le enseñará al joven palaciego, en menos de dos semanas, las ventajas de un innovador producto de radiofrecuencia que elimina tumores y nódulos en el hígado y en el tiroides. «O sea, que he regresado para seguir trabajando, y aprendiendo», sonríe. El producto de JJPHospitalaria es una aguja que, previa ecografía, actúa sobre el tumor. «Es una alternativa más barata y menos agresiva que la operación o la quimio», explica Francis, que lleva varios días asistiendo a operaciones de tiroides y de hígado en hospitales punteros como el Virgen Macarena de Sevilla y el Gregorio Marañón de Madrid. «Tengo que empaparme de esta tecnología antes de venderla», reconoce. «Y sabes como contacté con esta empresa? A través de twitter», dice. «Mi novia me riñe porque estoy todo el día con el móvil, pero yo le aseguro que nuestro negocio depende de él». Cuando regrese a Chile, IBOS, que ya cuenta con dos empleados allí, continuará trabajando también el Job Hunting, otra línea de negocio que busca empleo a los profesionales españoles que llegan por primera vez. «Ni les cobramos nada a las empresas chilenas que nos piden profesionales específicos ni tampoco a éstos». Sólo paga, al final, el profesional reclutado que consigue un contrato. «Y si eso ocurre, paga encantado». «Elegí Chile porque mi novia es matrona y sabíamos que allí había más posibilidades», reconoce el director de IBOS. Se trata de la también palaciega Esther Ayala, que hace menos de un año se instaló con él en Santiago de Chile con la esperanza de encontrar trabajo. Hoy es coordinadora en un hospital. «Además, ha importado un programa de pilates de preparación al parto porque allí no había nada parecido, e incluso es la encargada de comunicación», cuenta satisfecho un Francis vestido estos días de verde y en los quirófanos. «Cuando llegué se me saltaron las lágrimas por regresar a mi tierra, y ahora, naturalmente, quiero volver...».

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