La Audiencia de Sevilla ha absuelto a un joven marroquí, para quien el fiscal pidió ocho años de cárcel por violación, por la "fragilidad" de la declaración de la mujer que aseguró haber sido forzada a mantener relaciones sexuales en el jacuzzi de un hostal.
La Sección Séptima de la Audiencia, en una sentencia a la que ha tenido acceso Efe, considera demostrado que el 18 de abril de 2005 el acusado B.B. y su amiga I.S.H. acudieron al hostal "Nueva Andalucía", situado en la carretera de Utrera en Alcalá de Guadaíra (Sevilla), donde consumieron alcohol, cocaína y hachís, vieron la televisión y mantuvieron relaciones sexuales consentidas.
A la mañana siguiente, solicitaron un taxi que recogió a la mujer mientras el acusado permaneció en la habitación.
La joven denunció haber sido atada con esposas al grifo del jacuzzi y haber sido obligada a mantener relaciones sexuales, pero la sentencia absuelve al acusado por las "ambigüedades y contradicciones" de la acusación.
Así, la denunciante dio distintas versiones sobre la hora en la que se citó con el acusado, sobre lo que estuvieron haciendo antes de acudir al hostal y el tiempo que pasó en la habitación antes de ser atada al jacuzzi, y además a la Policía le dijo que fue esposada en la mano derecha y en el juicio declaró que en la izquierda.
Por estos hechos, sin embargo, el fiscal solicitó para el procesado ocho años de cárcel y el pago de 12.000 euros de indemnización a la víctima.
El joven marroquí reconoció desde sus primeras declaraciones haber mantenido relaciones sexuales con la denunciante no solo el día en que fue denunciado sino en cuatro ocasiones anteriores, siempre en el mismo hostal.
Junto a ello, según la sentencia, las declaraciones de la chica "no han podido ser corroboradas por los peritos y testigos", pues el forense manifestó que las lesiones en las muñecas pudieron ser producidas por una esposa o por cualquier "sujeción fuerte a dicho nivel".
Por su parte, los empleados del hostal "poca luz aportan al esclarecimiento de los hechos", dicen los jueces, pues el encargado de la puerta dijo ante el juez instructor que vio llegar al acusado a las 16.30 o 17 horas, y en el juicio manifestó que fue sobre las 10 o las 11 horas.
Un segundo empleado manifestó que llevó en dos ocasiones copas a la habitación, que no notó nada raro y que el acusado le abrió la puerta con amabilidad.
