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Absuelto el empresario Enrique Tatay de estafa en la venta de Pickman

El empresario valenciano Enrique Tatay ha sido absuelto de un delito de estafa en la venta de la empresa de cerámica Pickman La Cartuja, en una sentencia que considera que sus cuentas eran "correctas" y que el comprador conocía la "situación casi agónica" de la compañía.

el 15 sep 2009 / 22:26 h.

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El empresario valenciano Enrique Tatay ha sido absuelto de un delito de estafa en la venta de la empresa de cerámica Pickman La Cartuja, en una sentencia que considera que sus cuentas eran "correctas" y que el comprador conocía la "situación casi agónica" de la compañía.

La Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla, en una sentencia a la que ha tenido acceso Efe, dice que el comprador I.J.C. mantuvo varios meses de negociación con Tatay y "acudió con cierta frecuencia, durante al menos mes y medio, a la sede de Pickman en Sevilla, haciéndose acompañar de los profesionales que estimó oportunos".

La compra fue firmada el 21 de mayo de 1997 y en los meses previos "no consta que Tatay ocultara deliberadamente datos trascendentales" de Pickman, que "ocultara partidas relevantes del pasivo o incrementara artificiosamente las del activo", dicen los jueces.

En el juicio, el comprador pidió para Tatay 43 años de cárcel por un delito de estafa y nueve delitos de apropiación indebida, acusaciones que la sentencia considera "temerarias" y por lo tanto le imponen el pago de todas las costas judiciales, ha informado a Efe la abogada defensora, Dayana Fernández-Carrasco.

Tatay, que en los años 90 fue presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios Valencianos, realizó la venta de Pickman cuando se encontraba encarcelado y acudió al juicio desde la cárcel valenciana de Picasent, donde cumple condena por causas derivadas de su actividad empresarial.

La sentencia rechaza que Tatay realizara movimientos tendentes a descapitalizar Pickman, ya que por aquel entonces era su único propietario, aunque reconoce que en ocasiones pudo llegar a confundir, "sin el oportuno reflejo contable, su patrimonio personal con el de la empresa", en especial para el pago de nóminas.

Sus cuentas "eran esencialmente correctas", dicen los jueces, y además con la alteración contable imputada solo podría engañarse a sí mismo y, al ser el legítimo propietario, podía "hacer lo que estimase oportuno con sus bienes y dinero".

El tribunal entiende que el comprador conocía la situación "casi agónica" de Pickman y en las fases embrionarias de la negociación remitió a Tatay una carta en la que le advertía del riesgo de desembocar en una solicitud de quiebra.

Por lo tanto, dicen los jueces que Tatay no engañó al comprador y recuerdan que éste reconoció en el juicio que llegó a hacer "pequeñas auditorías" de la empresa durante el mes y medio en el que acudió a sus instalaciones sevillanas.

Además, I.J.C. llevó a cabo tras la compra de una serie de movimientos que demuestran su "capacidad de reacción y desenvolvimiento" y su "experiencia y conocimientos" del mundo empresarial.

Tatay compró Pickman procedente del Grupo Rumasa y, tras la posesión por parte de I.J.C., la empresa pasó al empresario asturiano Álvaro Ruiz de Alda y al sevillano Emilio Portes, su actual titular.

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