La Policía se encontró ayer ante un nuevo callejón sin salida en su búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo. Tras rastrear con excavadoras durante más de seis horas una zanja cercana a la casa en la que vivía el principal sospechoso del crimen, dio por concluidos los trabajos sin haber encontrado indicios de la niña.
La zona señalada por la ex novia de Miguel en su última declaración ante la Policía llevó a los investigadores a levantar una zanja que se tapó en enero para corregir el cauce del arroyo Caño Ronco, detrás de la casa en la que por aquellas fechas vivía Miguel Carcaño, principal imputado en el crimen. Está a sólo unos 50 metros de la casa que compartía con su novia, de 14 años, y la familia de ésta.
La sorprendente declaración de la chica llevó al mediodía a ese descampado a los grupos de Menores y Homicidios y a la Policía Científica, que tras más de seis horas levantando la tierra con tres excavadoras sin encontrar ningún indicio dieron la búsqueda por acabada, según confirmó al irse el responsable del dispositivo, el comisario Manuel Piedrabuena.
Estuvieron trabajando en unos cien metros de terreno en los que, ante la atenta mirada de decenas de curiosos, cavaron cuatro agujeros de un metro de hondo de los que sacaron un neumático y un tronco. Antes, varias parejas de policías a caballo, en moto y en coche patrulla apartaron a la gente del perímetro. Sobre las seis de la tarde, las máquinas volvieron a llenar los agujeros de tierra y poco después todo el equipo se marchó.
El padre de Marta, Antonio del Castillo, recibió con indignación lo que consideró "más que una pista falsa, una tomadura de pelo". Aunque escéptico porque la revelación fuera auténtica, admitió que en la familia "siempre surge la esperanza" de encontrar el cuerpo, por lo que arremetió contra la ex novia de Miguel. "Parece mentira que estemos en manos de una niña de 14 años que puede decir lo que quiera porque es inimputable, el juez debería llamarla porque se está cachondeando", sentenció.
Su enfado cae en terreno abonado, porque el testimonio de los implicados obligó a buscar el cuerpo durante un mes en el Guadalquivir, y otro en el vertedero de basura, en ambos casos con elevado coste económico -sólo el vertedero superó los 240.000 euros- y gran número de expertos, incluido el Ejército, perros rastreadores y helicópteros. En total, la Policía ha buscado en más de cien lugares, según datos aportados por el comisario Piedrabuena.
En el monte que escudriñaron ayer la Policía ya había buscado cuando Marta desapareció, hace ocho meses. El abuelo de la joven había hecho incluso un vídeo que envió a la Policía, recordó ayer. Pero al declarar la novia de Miguel hace dos semanas que éste le había dicho que había ocultado el cuerpo allí, los investigadores habían estado revisando de nuevo el monte y dos kilómetros de canalizaciones subterráneas durante los últimos diez días.
El fleco suelto era una zanja que se había tapado con tierra por esa fecha. Era un cauce secundario que había surgido en el arroyo Caño Ronco por las lluvias del invierno, y que se había cegado, dejando dentro escombros, para recuperar el cauce auténtico. El alcalde de Camas, Rafael Recio, confirmó ayer mismo que la zanja estaba aún abierta cuando Marta desapareció y era una zona de "fácil acceso", por lo que pudieron esconder allí el cadáver.
El juez del caso pidió que para aclarar se reabriese el cauce, pero una vez más los esfuerzos policiales no han obtenido resultados.
La ex novia de Miguel aporta nuevos datos. Un abogado ha pedido al juez que llame a declarar a la ex novia de Miguel para que ratifique "con todas las garantías procesales" las revelaciones que ha hecho a la Policía.
La menor declaró el día 13 que, en los días posteriores a la muerte de Marta, Miguel le confesó el homicidio y le dijo que habían escondido el cuerpo "detrás de la casa" de su familia, en Camas. La chica añadió que, esa noche, Miguel salió por la ventana hacia la 1.30 de la madrugada y le dijo que iba a su piso de la calle León XIII, donde había quedado con su hermano Francisco Javier. Allí es donde se produjo el crimen y donde los otros cuatro imputados, según el juez, ayudaron en distintos grados a Miguel a deshacerse del cuerpo.
La adolescente aseguró a la Policía que Miguel salió con su mono de trabajo y se dejó olvidado el móvil, de ahí que los informes de los repetidores de telefonía lo hayan situado hasta ahora en Camas durante toda la madrugada del 25 de enero, cuando presuntamente se deshizo del cadáver.