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Acertar a la hora de irse

En política, ya se sabe, las oportunidades de relevo se dan cada cuatro años. Lo malo es que durante ese tiempo los aspirantes tienen que colocarse en la parrilla de salida para tener opciones de ser nominados.

el 15 sep 2009 / 07:45 h.

En política, ya se sabe, las oportunidades de relevo se dan cada cuatro años. Lo malo es que durante ese tiempo los aspirantes tienen que colocarse en la parrilla de salida para tener opciones de ser nominados. Los líderes saben que de sus equipos va a surgir alguien que decidirá intentar sustituirle. Por eso tienden a rodearse de fieles de segunda que a la postre resultan menos fieles de lo previsto y suelen acabar rodeados de gente mediocre. Puestos a correr riesgos de deslealtades otros, los buenos dirigentes, prefieren rodearse de los mejores y prepararse desde el primer momento para dirigir uno mismo el relevo para cuando sea necesario sin que les empujen los ambiciosos a destiempo.

Ahí radica la habilidad, saber cuando hay que preparar el cambio. Nunca debe ser tan pronto como desean los adversarios ni tan tarde como tiende a pensar el afectado.

Cuando un líder permanece mucho tiempo al frente de su organización lo normal es que ello obedezca a que es el más idóneo para ejercer el liderazgo. Ya se ha visto. Nadie está dispuesto a regalar cuatro años a nadie si no piensa que es el mejor para llegar al poder o permanecer en él. Porque equivocarse en el liderazgo es echar a perder a la generación que le acompaña. De modo que hay que pensárselo bien antes de abrir la caja de los truenos de los relevos. Y si el líder está a la altura dispondrá de datos suficientes para propiciar él mismo el relevo en el momento oportuno. Pero no siempre están a la altura.

Abogado. crosadoc@gmail.com

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