La cara de Manolo Jiménez al conocer el resultado de las pruebas médicas era un poema. Luego, intentó dejar a un lado su innegable pesar para comenzar a preparar el choque de Almería. El argentino Lautaro Acosta parte a priori como uno de los más firmes candidatos a jugar en ataque.
Teniendo en cuenta que son bajas seguras Kanouté, Chevantón y Koné, y que la presencia de Luis Fabiano y Renato está en el aire en estos momentos, Acosta, por su polivalencia, aumenta sus opciones de entrar en el equipo.
Junto al argentino, que dejó buenas sensaciones ante el Betis y en el poco tiempo que jugó en Salzburgo, el técnico reclutó para el primer equipo a tres canteranos: el también argentino y mediapunta Emiliano Armenteros, Fernando, delantero de 21 años, 1.83 metros de estatura y 78 kilos perteneciente al Sevilla C (Tercera división); y a José Carlos, delantero de este mismo equipo, 21 años, 1,77 metros de altura, 68 kilos y autor de seis goles.
Dadas las circunstancias, a día de hoy no es descartable que alguno de ellos pueda viajar.
A los problemas en forma de lesiones se une otro en forma de estadística, y que no es otra que la que recuerda que el Sevilla no ha ganado nunca en sus visitas ligueras al campo del Almería. De hechom la historia de estos enfrentamientos es corta, dado que rojiblancos y sevillistas sólo se han cruzado en las tres ocasiones en las que los almerienses militaron en Primera.
Así, en la campaña 79/80 se produjo un resultado de empate a dos goles, mientras que en la 80/81 también el marcador final señaló un reparto de puntos, en esta ocasión tras un 0-0.
Esta tendencia al empate se rompió el año pasado, cuando el equipo entonces dirigido por Unai Emery derrotó al de Manolo Jiménez por 1-0, con gol anotado por el peruano Santiago Acasiete en los instantes finales del choque, aunque el otro gran protagonista fue el portero local, Diego Alves.
El Almería fue, precisamente, el último que ganó al Sevilla, esta vez en el Sánchez Pizjuán, el pasado 19 de abril. Desde entonces, los nervionenses no han doblado nunca la rodilla.
