Cultura

Adiós a un grande y la entente cordiale

el 05 dic 2011 / 21:07 h.

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El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, en una imagen de archivo en su escaño del Parlamento andaluz.
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Tres de cuadrilla. La pasada semana ya les avanzábamos una noticia a la que los interesados aún no han dado forma. Ya lo sabrán de sobra: la firma de Taurodelta -comandada por José Antonio Chopera y su hijo, Manuel Martínez Erice- presta la cobertura empresarial a un frente común que cuenta con Simón Casas (sin sus muñecos) de poli bueno y con Antonio Matilla de resolutivo agente de las sombras. Los papeles están bien repartidos y el asalto a la trascendental plaza de Madrid, burlando las aristas de un pliego avaricioso y mediocre, puede ser un hecho. Los interesados hablan de un ejercicio de responsabilidad -es posible y agradecible- pero no han hablado de lo que podría venir detrás: rebajas para todo el personal de coleta y un aire de monopolio muy complicado de aventar que, a pesar de todo, podría tener consecuencias positivas. Eso sí, algunos toreros andan rascándose la castañeta. Ah, lo de Casas y Choperita ya se sabe: pelillos a la mar...

Justicia taurina. La reciente desaparición del gran Diego Puerta puso de manifiesto demasiadas ausencias y olvidos, extensibles a muchos de los grandes diestros de aquella Edad de Platino que marcó tantas cumbres en el hilo del toreo. La demagógica glorificación de los notables secundarios de aquella época -que ganaron los galones cargados de trienios y apoyados en distintas campañas de imagen- ha sido inversamente proporcional a la puesta en valor de los verdaderos actores que como Puerta dieron sentido a aquellos años irrepetibles. Pero la muerte del menudo diestro sevillano, ése que asustaba el miedo, no pasó desapercibida para tres monstruos como Manuel Benítez El Cordobés, Santiago Martín El Viti y Paco Camino, que dieron una lección de grandeza a las figuras jóvenes. De esos no había ni uno: ni en San Bernardo ni en el desolado ruedo de la plaza de la Maestranza. Ahora que llaman maestros hasta al tío del bombón helado convendría reivindicar el verdadero sentido de una palabra que, por manida, ha perdido su añeja dignidad. Gloria a Diego Puerta, y honra y memoria para los verdaderos grandes de este oficio hermoso que a veces se olvida de sus propias fuentes. Cuando falten otros, ay, habrá tortas para salir en fotos y abrazos.

Ecos hispalenses. Los gerentes de la empresa Pagés tienen por costumbre sentarse a hablar con la legión de apoderados que esperan su turno por los rincones del Arenal cuando los Magos vuelven a poner rumbo a Oriente. Sin embargo, en los últimos años se ha llegado a romper en parte esta costumbre para certificar -con más o menos empeño- si los astros y los dioses se han puesto de acuerdo en que José Tomás retorne al ruedo sevillano. Vaya usted a saber. Empresa y torero constrastarán sus condiciones antes de abrir el turrón y con bola negra o blanca en la mano comenzarán el resto de unas negociaciones que, inexcusablemente, tienen que pasar por otros nombres que ustedes conocen bien. Es el caso de Morante y Manzanares -rey indiscutible de la Pascua Florida sevillana- que podrían encarnar un apetecible mano a mano en la preferia con los codiciados toros de Núñez del Cuvillo completando un cartel que ya se experimentó con éxito en Jerez y El Puerto de Santa María. Parece ser que todas las partes verían con agrado el invento. ¡Y quién no! Por cierto, la lista completa de las ganaderías que se lidiarán el próximo año en el abono ya está gratinándose en el horno. Pronto se la serviremos. Buen puente, el que pueda.

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