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Adiós al altar de la Aurora

La capilla lleva desde principios de año apuntalada y en peligro de derrumbe

el 20 jun 2011 / 19:33 h.

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El altar mayor de la Aurora, catalogado, antes de que fuera desmontado pieza a pieza por el serio peligro de derrumbe.

Esta podría ser la crónica de una muerte anunciada, la del retablo mayor de la capilla de la Aurora, una joya dieciochesca y neoclásico del escaso patrimonio monumental de Los Palacios y Villafranca, pues era de dominio casi público desde comienzos de la pasada primavera que en el seno de la hermandad que tiene aquí su sede, la del Gran Poder, existía la intención de sustituir el retablo que da nombre al templo, el de la Virgen de la Aurora, del siglo XVIII, por el que acoge al titular de la cofradía, de 1971, situado en un lateral. Pero en realidad esto es la noticia de que tal altar mayor ya no existe.

En su lugar, el monumental boquete resultante de su desaparición. El hermano mayor, José Muñoz, negó ayer que en la Hermandad exista "la solicitud" de tal sustitución. "Lo único que hay es la disposición de sustituirlo si los especialistas lo consideran así porque el altar mayor estaba en muy malas condiciones y no tenemos dinero para comprar otro". El caso es que el altar se ha derrumbado.

Según la hermandad, la parte superior del retablo presentaba serio peligro y, "antes de que se cayera todo", pidieron permiso al párroco, José María Guzmán Sánchez de Alva, para desmontarlo. Contrataron a un "experto en Bellas Artes" que, según Muñoz, empezó a extraer algunas piezas "pero se le precipitaron las demás", así que lo desmontó entero. Y ahora cada pieza está catalogada y referenciada "por si nos obligan a montarlo otra vez, se monta en una tarde", asegura. La hermandad espera esta semana la visita de los responsables de Patrimonio del Arzobispado.

Existen dudas, sin embargo, de si el altar se ha caído solo o no, como se infiere de la reprimenda municipal que el hermano mayor tuvo que sufrir la semana pasada tras la visita del arquitecto municipal al templo.

El Ayuntamiento, consciente de que la capilla está protegida con la máxima calificación en el PGOU, ha sido tajante al prohibir cualquier actuación. Ya hay convocada una reunión de urgencia entre el arquitecto municipal, Eduardo Gutiérrez, y los flamantes delegados de Urbanismo y Cultura, Manuel Begines y Jesús Condán, respectivamente.


El alcalde, Juan Manuel Valle (IP-IU), por su parte, ya ha exigido revisar el expediente resultante y ha advertido de que "se depurarán responsabilidades porque no se trata del Patrimonio de una hermandad, sino del de todos los palaciegos".

El problema de inicio es que la hermandad del Gran Poder no ha contado con licencia. Y necesitaba dos: una eclesiástica porque la propietaria del templo es la Archidiócesis de Sevilla y otra del Ayuntamiento. Por eso todas las intervenciones, deliberadas o accidentales, se presumen ilegales, como denunció el único palaciego capaz de poner su nombre por escrito ante el Consistorio, la Vicaría y la Delegación Provincial de Cultura de la Junta: José Manuel Caro Cortines, quien ha dado la voz de alarma y ha obligado a los técnicos (municipales, de momento) a personarse en el templo, de donde salieron la semana pasada escandalizados y hablando de "barbaridad".

Después de que el pasado mes de enero se cerrara la capilla por presunto peligro de derrumbe, todo el pueblo conocía el proyecto, que se limitaba a la sustitución de la cubierta (sin incluir la bóveda), que se llovía. Los titulares de la hermandad (Gran Poder, Virgen de la Soledad y San Juan), además de la Virgen de la Aurora, fueron trasladados a la parroquia de Santa María la Blanca. El resto de los santos, repartidos entre vecinos de confianza.

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