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Adiós al último de los poilus

Las principales autoridades civiles y la cúpula militar homenajearon a Lazare Ponticelli, el último de los franceses que participó en la I Guerra Mundial y que falleció el pasado 12 de marzo. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 01:52 h.

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Las principales autoridades civiles y la cúpula militar homenajearon ayer a Lazare Ponticelli, el último de los franceses que participó en la I Guerra Mundial y que falleció el pasado 12 de marzo a los 110 años. Ya sólo quedan supervivientes de la Gran Guerra en Reino Unido y Alemania.

La iglesia Saint-Louis de Los Inválidos de París fue el escenario para el homenaje nacional al último de los poilus, término con el que en Francia se designa a los participantes en el conflicto bélico de 1914-18.

El presidente de la República, Nicolas Sarkozy, su antecesor Jacques Chirac, el Gobierno en pleno y altos mandos de los tres Ejércitos acompañaron a la familia Ponticelli en una ceremonia religiosa y, con posterioridad, en un acto cívico en el patio de Les Invalides. El origen italiano de Ponticelli motivó que también asistieran militares de ese país encabezados por el ministro de Defensa, Arturo Parisi.

El féretro del veterano de la Gran Guerra, cubierto por la bandera francesa, fue llevado a hombros por soldados de la Legión Extranjera, en la que combatió Ponticelli, uno de los 8,5 millones de franceses movilizados durante esa contienda, en la que murieron 1,4 millones de ellos.

Recuerdos. Aparte de la homilía, durante la ceremonia en la iglesia se escucharon las palabras de un alumno de educación primaria, que leyó la redacción escrita en su clase cuando Ponticelli cumplió 110 años, en diciembre pasado. Luego uno de los nietos del veterano, Patrick, dio paso al momento más emocionante del acto al evocar sus recuerdos del "abuelo Lazare".

En ese marco el académico francés Max Gallo habló del drama de las guerras y, de nuevo en una alusión al origen de Ponticelli, recordó la experiencia del escritor judío Primo Levi, superviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz y que relató de manera autobiográfica en el libro Se questo è un oumo (Si esto es un hombre).

El homenaje al último poilu fue un deseo expreso de Jacques Chirac cuando todavía quedaban varios ex combatientes vivos, ninguno de los cuales parecía aceptar la idea. Finalmente, la familia Ponticelli aceptó el homenaje y prefirió extenderlo a todos los veteranos de la I Guerra Mundial. El término poilu, traducible como velludo, ya se empleaba en la época napoleónica y se vinculaba a valores como la virilidad y la fuerza de los soldados, según algunos expertos.

Tras los actos matinales de Los Inválidos el féretro con los restos de Ponticelli fue llevado a Ivry-sur-Seine, a las afueras de París, para ser enterrado en la intimidad familiar.

Por la tarde Sarkozy volvió a la iglesia de Los Inválidos para descubrir una placa de homenaje a todos los caídos franceses en la Gran Guerra y depositar una corona de flores en ese edificio de marcado carácter castrense. En su discurso, pidió a los jóvenes que no olviden el sacrificio de todos los que en las dos guerras mundiales combatieron por valores como "la solidaridad frente a la barbarie", y añadió que es "un deber nacional recordar el pasado, asumirlo y superarlo".

Sarkozy mencionó el caso de otro francés de origen italiano, el poeta Guillaume Apollinaire, que combatió en la primera guerra y murió en 1918 de gripe y aseguró que su caso, como el de los millones de fallecidos en el conflicto, es el de quienes prefirieron "morir como hombres libres antes que vivir como esclavos".

Tras la muerte de Ponticelli ya no hay más combatientes franceses de esa contienda mundial, pero quedan otros veteranos en varios países, como el Reino Unido y Alemania.

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