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Adolfo Arenas es elegido presidente del Consejo en la segunda votación

Hubo apuros, hubo nervios y fue necesaria una segunda votación donde bastaba la obtención de una mayoría simple. El escrutinio proclamó finalmente vencedor y nuevo presidente electo del Consejo de Cofradías a Adolfo Arenas. Foto: Antonio Acedo.

el 15 sep 2009 / 06:50 h.

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Hubo apuros, hubo nervios y fue necesaria una segunda votación donde bastaba la obtención de una mayoría simple. El escrutinio proclamó finalmente vencedor y nuevo presidente electo del Consejo de Cofradías a Adolfo Arenas, quien aterriza por vez primera en la institución gregoriana.

Una ovación de la asamblea de hermanos mayores rubricó pasadas las once de la noche la elección del hasta ahora hermano mayor de la Hiniesta como el sexto presidente seglar de la institución gregoriana.

El más veterano de los tres candidatos en liza, el único que representaba una opción externa al Consejo, se terminó imponiendo a sus dos oponentes en la segunda y, a la postre, decisiva votación, después de que en la primera ronda ninguno de los tres aspirantes lograra alcanzar el listón de la mayoría absoluta.

Arenas recibió el apoyo de 57 de las 117 hermandades que componían el censo electoral, aupándose en la prórroga a la presidencia del Consejo en las que han sido, sin duda, las elecciones más disputadas de la historia de la institución.

Adolfo Arenas fue el primer candidato en saltar a la arena política de estas elecciones hace ahora casi un año y, al final, después de una larga carrera de fondo, ha terminando llevándose el gato al agua.

El ex hermano mayor de La Hiniesta soltó la vara dorada de San Julián este domingo para, sólo un día después, sentarse en el sillón presidencial del Consejo de Cofradías con ganas de aportar aires nuevos a la sede gregoriana.

Abogado de 65 años, este veterano cofrade ha sido todo un adalid de la reforma estatutaria del Consejo orientada, fundamentalmente, a delimitar bien sus competencias. A su juicio, el Consejo debe resolver los problemas de organización interna que atañen a las cofradías sin necesidad de estar continuamente recurriendo por menudencias a la jerarquía eclesiástica, a la que se reservarían los asuntos pastorales. De ahí que crea firmemente en la necesidad de instaurar un tribunal de arbitraje para conflictos entre cofradías.

Ante la universalidad del movimiento rociero, apuesta por crear un delegado específico en el Consejo para estas hermandades. Cree que la solución idónea para el caso de la Resurrección es el "diálogo" y, a priori, ni se opone ni apoya la ampliación de la Carrera Oficial que pretende el Ayuntamiento.

Nieto del prolífico imaginero Antonio Castillo Lastrucci, Arenas es de los que consideran que las puertas de la Catedral deben seguir abiertas a la incorporación de nuevas hermandades mientras no digan lo contrario las razones de buen orden y de estética.

"Habrá que estudiar si se ha alcanzado ya ese límite". Una de sus bazas electorales ha sido la de prometer un aumento de la tarta de los beneficios para, de este modo, ayudar a las hermandades más necesitadas. Apuesta por una subvención fija anual de 6.000 euros para las hermandades de gloria, pero sin detraer el dinero de la bolsa de las de penitencia.

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