Aunque el diccionario de la RAE no los define por su carácter futbolístico, bien se podría aplicar: dícese de aquellas personas que toman partido por cuestiones que no dominan. Me refiero a un asunto baladí que toma un amplio eco periodístico en época de sequía. Más si en esa cuestión va inmersa la rivalidad, los derbis, y entonan sus palabras Bosch Valero, mandamás en el Real Betis Balompié, y el recién estrenado técnico sevillista, Marcelino García Toral. Bosch y Marcelino suspenden por desconocimiento del derbi en cualquiera de sus materias.
El primero, porque en breve tendrá su bautismo, y el segundo, porque no conoce de la misa la mitad. Los exculpo porque creo que no ha habido esa acritud que se pretende sacar dentro del contexto de sus frases.
Voces expertas. Vean si cambian las situaciones cuando entran en la materia veteranos conocedores de la rivalidad. Los presidentes Del Nido y Gordillo han dicho hasta mu-cho más que Bosch y Marcelino, pero los dos saben nadar en procelosas aguas y llevan sus palabras hasta orillas más plácidas porque, en el fondo, la rivalidad real llegará cuando Sevilla y Betis se jueguen sus papas en el terreno de juego. Entonces, no se preocupen, habrá tela para cortar en abundancia para sacar más de un traje.
Violencia. Las últimas horas han traído noticias preocupantes en esta cuestión. Radicales de los dos equipos se han enfrentado, tras las correspondientes citas por las redes, en los aledaños de la Ciudad Deportiva Luis del Sol con motivo de la celebración de un torneo de las peñas béticas. Resultado final: 18 detenidos, 2 menores entre ellos. Batalla campal con máxima intervención policial y nuevo motivo de preocupación porque el fútbol de rivalidad de verdad aún no ha comenzado. No es puntual. Muchos dirán que este episodio es uno más de jóvenes crispados ante las situaciones sociales que en estos momentos vivimos y que es¬tán de plena actualidad. Pueden tener una parte de razón, pero que no olviden que es la repetición de muchísimos hechos similares mucho antes que se produjeran los movimientos juveniles. Son muchos años los que se vienen produciendo estos hechos y pese a las buenas palabras y los deseos ahí está la realidad. Por eso pido a quienes tienen responsabilidad en los clubes prudencia, prudencia y más prudencia.