Economía

«Agricultores, no jardineros»

La también vicepresidenta de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara insta a diversificar los destinos de las exportaciones alimentarias andaluzas.

el 13 mar 2015 / 22:15 h.

Los agrarios tienen cuerda. El debate surgido tras la conferencia de Clara Aguilera fue uno de los más animados del ciclo Hablemos de Europa. En torno a una cena con representantes del campo, la agroindustria, las administraciones y la banca, se habló de problemas y retos, aunque también hubo momentos de carcajadas. foro-europa-10 Enrique Pérez Saturnino, presidente de Asociafruit, conversando con Clara Aguilera. / JESÚS BARRERA Salvador Loring, del grupo Ebro Foods, abrió fuego abordando la cuestión de la seguridad en el abastecimiento en Europa, y la diputada comunitaria consideró que la existencia misma de la PAC se justifica por la necesidad de garantizar la alimentación según «los estándares de nuestra sociedad», que exige calidad y respeto medioambiental. «La agricultura y la alimentación son estratégicas, no pueden depender de terceros países. Ya constatamos qué ocurre con el gas (en referencia al enfrentamiento Rusia-Ucrania)». Gran parte del contraste de pareceres giró en torno a temas lanzados por el secretario general de COAG-A, Miguel López, y Vicente Pérez, su homólogo en Asaja: aumento de los costes de producción, falta de relevo generacional y bajas cotizaciones. Y Aguilera no pudo hacer otra cosa que asentir: «El agricultor trabaja mucho, y el precio que percibe no está en relación con ese trabajo», recalcó. Pérez destacó que la sociedad no valora ese trabajo porque fue la Comisión Europea quien, en su anterior reforma de la PAC, impuso un desacoplamiento (o pagos históricos sin tener en cuenta la producción) «que nadie en el campo quería», al tiempo que lamentó que Bruselas confunda agricultura y  medio ambiente y, además, obstaculice los OMG (transgénicos) y despliegue «un terrible acoso contra los productos fitosanitarios, que son nuestra medicina para el agro». «Europa es una torre de Babel y no nos entendemos», comentó. La también vicepresidenta de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara respondió que sí: las diversas culturas chocan –«aquí el vino es una tradición y en los países nórdicos, un problema de salud pública, y tampoco entienden nuestro sistema de explotación ganadera de la dehesa»– y hasta las traducciones de reglamentos a una veintena de idiomas varían y, a veces, pierden su sentido. Coincidió con Pérez y López en que, si no se resuelve la cuestión de los precios, a la larga quedarán pocos agricultores, y serán «jardineros y no agricultores». Sobre los cultivos OMG incidió Daniel Pérez, el director del Instituto de Cuestiones Agrarias y Medioambientales, quien consideró que no pueden ponerse puertas a la ciencia en un mercado globalizado, máxime si al final se fragua el pacto de libre comercio con Estados Unidos, donde las técnicas son más avanzadas que en Europa. Clara Aguilera respondió que en la UE, frente a EE. UU. donde todo es posible si no entraña riesgos presentes, prima «el principio de precaución» en los OMG y en la carne clonada. «Ni incluso los científicos tienen claro sus repercusiones futuras». «El agujero más importante de la PAC es la imposibilidad de que los agricultores puedan fijar precios mínimos ligados a los costes de producción. Estamos a merced de la gran distribución, que utiliza la leche o el aceite de oliva como productos reclamo», dijo Montserrat Moyano, de UPA Andalucía, quien también denunció la «competencia desleal» ejercida por unos países terceros que, sin cumplir condiciones medioambientales o laborales exigidas aquí, podrán enviar sin límite producciones mediterráneas. Enrique Pérez, presidente de Asociafruit, con gran dosis de realidad, quiso bajar a todos los allí presentes a los problemas del campo. Con casos prácticos –a veces hilarantes– por él vividos, como los retrasos en los pagos, la gran cantidad de papeles exigidos para agruparse –«la Comisión Europea nos anima y, a la vez, pone cada vez más pegas»–, la imposibilidad de recomendar precios «porque vienen los de Competencia nos meten en la cárcel»– y el, a su juicio, «fracaso» de la Ley de la Cadena Agroalimentaria, que no acaba con las compras a resultas, sin contrato. «Perdonen, pero el día a día es así», se excusó, y Clara Aguilera le agradeció su sinceridad. Ya en el tramo final del debate, el viceconsejero andaluz de Agricultura, Juan Antonio Cortecero, pidió a la europarlamentaria velar por las producciones mediterráneas tanto en la próxima reforma de la PAC –«no estamos aplicando aún la nueva PAC y ya hablamos de la siguiente»– como en la negociación con terceros países –«cuidado con los tratados comerciales: hemos trabajado mucho por denominaciones geográficas y corremos el riesgo de ver las fresas de Huelva de Texas»– y que apoye a la agroindustria en el plan de reindustrialización de Europa. «Defiéndenos, Clara. Es necesario un respaldo fuerte a nuestra agricultura porque incluso (los andaluces) hacemos las cosas mejor que en Europa, y ahí está la producción integrada (semiecológica)», incidió Alberto Garrocho, presidente de Freshuelva. Aguilera concluyó animando a reforzar la actividad exportadora. «Sólo vendemos a Europa, salvo algunos escarceos. EE. UU. o Canadá son muy atractivos. Sería un error negarse de entrada a negociar. En cuanto a Asia, sí, hay dumping social, y Europa se tendrá que posicionar, de ahí que esos acuerdos, creo, tardarán más». Y cerró el foro Antonio Morera, presidente del grupo Morera & Vallejo: «Muchos están aún por la cantidad, pero realmente para el exterior hay que apostar por la calidad y la diferencia, porque siempre los habrá que sólo vayan por la cantidad».

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