Hace dos años, los remolacheros ya se hicieron el cuerpo al brutal recorte en la producción a causa de la puesta en marcha de la OCM del azúcar. La normativa comunitaria hizo que la comunidad andaluza pasara de generar 2,4 millones de toneladas de este alimento a poco más de medio millón, debido a la desaparición de cuatro de las cinco industrias que entonces existían en la región.
A la presente campaña hay que sumarle unos cuantos inconvenientes más. El principal, sin duda, es el referido a la meteorología. "Es un desastre de campaña por las abundantes lluvias que hemos padecido este invierno; de hecho, durante más de dos meses la remolacha estuvo debajo de agua", señala el presidente del grupo remolachero de Asaja en Cádiz.
La Unión de Pequeños Agricultores de Andalucía (UPA) hizo la pasada semana balance de esta campaña, que finalizó el viernes, y que también calificó de "desastrosa". "La producción, que ha descendido en un 30%, está causando graves pérdidas a los agricultores que han trabajado alrededor de 60 días en la recolección del cultivo", indica en una nota la organización agraria.
En este sentido, UPA-Andalucía estima que se han recogido unas 400.000 toneladas, un descenso importante con respecto a la primera estimación de 600.000 toneladas, propiciado por las intensas lluvias e inundaciones que ha sufrido el cultivo durante el invierno, además de la aprobación de la OCM del azúcar, donde el sector se ha visto profundamente afectado, por las consecuencias de esta fuerte reestructuración en el mercado.
Según esta organización, la superficie de remolacha en Andalucía es de 10.200 hectáreas, de las que solo se han cultivado 8.000 por las inclemencias meteorológicas del pasado invierno. Además, desde UPA-Andalucía se calcula que de la producción total de 400.000 toneladas, 300.000 se han cultivado en Sevilla y 100.000 en Cádiz.
Por ello insta a las administraciones competentes a que adquieran un compromiso con el sector para que la producción no siga descendiendo y se mantenga la viabilidad de las explotaciones con unos márgenes de rentabilidad adecuados para los agricultores.
El otro gran problema está en los precios en origen que reciben los agricultores. "Hace dos años, y a pesar de que la producción era mucho mayor, recibíamos 48 euros por tonelada, mientras que ahora se recogen 28 euros, que se completan hasta los 40 gracias a las ayudas acopladas que llegan desde Bruselas", recalca el responsable de la remolacha de UPA-Andalucía, Juan Sánchez.
En cuanto a los motivos de esta bajada tan llamativa de lo que se paga por el alimento, apunta a la "globalización y el mercado único", una cuestión que podría tener sus efectos durante este año en Europa, ya que la cosecha de remolacha ha sido deficitaria y no servirá para abastecer a todo el continente.
"Las multinacionales son las que controlan los precios y este año, parte de lo que llegaba a Europa desde Brasil, que es un importante productor de azúcar, lo ha destinado a otros mercados, con lo que ello supone", destaca el representante de UPA-A.
De este modo, alerta de que esta carencia puede traer consigo el encarecimiento de este producto para el consumidor final a corto plazo.
"De hecho, si se revisan los precios de hace dos años, éstos eran muchos más baratos que los actuales, a pesar de que a los agricultores se nos paga mucho menos por tonelada en estos tiempos. Esto quiere decir que al final siempre pagan los mismos y que la beneficiada, como siempre, es la gran industria", sentencia.
