De los seis programas para la gestión de la fauna, cuatro son planes de recuperación, conservación y manejo, centrados en aves de humedales (como la malvasía cabeciblanca, la focha moruna, la cerceta pardilla y la espátula); aves necrófagas (el quebrantahuesos, el alimoche, el buitre negro o el milano real); aves esteparias (el sisón, la avutarda, el aguilucho cenizo y la alondra de Dupont);peces e invertebrados epicontinentales. Otros dos son planes para la recuperación, uno del lince ibérico y otro del águila imperial ibérica.
Los otros cuatro documentos son para la gestión de la flora: el plan de recuperación del pinsapo -abeto milenario que se encuentra sobre todo en Grazalema y Sierra de las Nieves; el plan de reintroducción, conservación y manejo de la flora de altas cumbres; y dos planes de recuperación y conservación, uno para los pteridofitos -helechos- y otro para las especies de duna, arenales costeros y litoral.
La Consejería de Medio Ambiente desarrolla programas específicos para las especies en coordinación con otros relacionados con el control y eliminación de las posibles causas de amenaza, como el control de especies exóticas invasoras, la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados.
Caza furtiva. Una de esas amenazas es la caza ilegal contra la que el juzgado de lo penal número 1 de la Audiencia de Huelva acaba de dictar una condena para cuatro personas de tres años de prisión y 5.400 euros de multa en total.
Según relata el fallo, al que accedió Europa Press, los hechos ocurrieron el 28 de agosto de 2007 en la finca Aguarrubias de Cala, cuando los condenados mataron a un jabalí, pese a ser época de veda y sin autorización del propietario de la finca. Uno de los acusados no tenía además licencia para usar armas de fuego por haberle sido denegada por insuficiencia de facultades psíquicas.
Dos días más tarde, se trasladaron hasta Castiblanco de los Arroyos (Sevilla), en la que previamente concertados con el guarda de la finca el Tinajar, también condenado, y sin permiso del propietario, dispararon a un venado al que no alcanzaron y a un jabalí al que sí mataron, dejándolo oculto en el lugar bajo hojas y matorral con propósito de poder recogerlo y llevárselo otro día. No lo lograron ya que el cadáver fue descubierto horas después.
