Economía

«Ahora puedes no comprar un piso o un coche, pero comer hay que comer»

A pesar de la crisis, cerrará con beneficios este año. El presidente de Hijos de Enrique Martín, Martimar, uno de los mayores comercializadores de frutas y hortalizas, reforzará sus inversiones en Canarias. Foto: G.B.

el 15 sep 2009 / 18:45 h.

A pesar de la crisis, cerrará con beneficios este año. El presidente de Hijos de Enrique Martín, Martimar, uno de los mayores comercializadores de frutas y hortalizas, reforzará sus inversiones en Canarias, donde posee fincas de plátanos y almacén de empaquetado.

-¿Cómo ha sido la historia de Martimar hasta nuestros días?

-Es una empresa familiar que nació en Écija como Plátanos Enrique y la fundó mi abuelo. La sociedad anónima arrancó en 1969, como Hijos de Enrique Martín. Entonces entraron mi madre y mis tíos y después salieron y nos quedamos tres socios. Yo era minoritario. Cuando eran ya mayores, dos multinacionales se interesaron por la empresa, pero no llegó a buen puerto porque yo sabía que lo primero que hacían era una criba de personal para poner a su gente. Entonces compré la parte del negocio a mis tíos, en 2000. Me metí en todas las trampas del mundo, pero mereció la pena. Hablé con mis hijos y me dijeron que empezarían esta nueva aventura conmigo.

-¿Qué características definen a su empresa?

-Somos la única gran empresa del sector de la comercialización de frutas y hortalizas que no tiene vínculo con ninguna multinacional. El capital es 100% sevillano y familiar. Tenemos un porcentaje fuerte de venta de fruta, sobre todo de plátano de Canarias, que es la principal actividad. De hecho, comercializamos un 10% de la producción total de este producto.

-¿Y por qué el plátano de Canarias desde Écija?

-Al principio, sólo vendíamos plátano. Hace unos 15 años se endureció la competencia, empezaron a entrar multinacionales y hubo una guerra fuerte. Tuvimos la necesidad de reciclarnos y tocar otros géneros. Principalmente, artículos que ellos no trabajaran, porque si no, nos habrían hecho desaparecer. Esto nos obligó a aumentar la plantilla, lo que es un orgullo. Ya somos 60 personas.

-¿De dónde proceden los productos que comercializa?

-Trabajamos en las campañas nacionales y adquirimos artículos a través de la importación, en países como China, Chile, Perú o Suráfrica. Hemos incorporado ideas nuevas gracias a la entrada de mis hijos en la empresa, porque la formación es fundamental. Pensamos que lo mejor era que acabaran sus carreras y que trabajaran en lo que estudiaron, para que conocieran qué supone trabajar en otro tipo de empresa, porque al entrar en una familiar se encuentran con parte del camino hecho. No obstante, lo hicieron por iniciativa propia. En el caso de ellos sí saben el trabajo que ha costado todo, porque lo han sufrido. Pero estoy satisfecho.

-¿Qué ventajas tiene la empresa familiar?

-La principal es que en dos minutos nos sentamos, nos reunimos y rápidamente decidimos. Eso es muy importante en un gremio como éste, porque es mercancía perecedera y, o tomas la decisión ahora, o dentro de diez días ya no está. Eso es vital.

-¿Cuáles son sus números?

-El año pasado superamos los 26 millones de euros. Estamos dentro de las empresas de Andalucía con más facturación. El margen que obtenemos es mínimo, pero el volumen de ventas permite que el negocio funcione con solvencia.

-¿Cómo le afecta la crisis?

- Como a todo el mundo, pero no del modo en que yo imaginaba. Creía que íbamos a perder ventas y, sin embargo, vamos a crecer, pero tenemos el problema de que clientes que llevan con nosotros mucho tiempo, que siempre han pagado, se encuentran con que el banco no le renueva las pólizas. Este año vamos a tener más incobrables que en una década. Afortunadamente, las cantidades son asumibles para la empresa.

-¿Cómo se lucha contra ello?

-No puedes hacer nada. Llevamos meses así y no creo que haya muchos más de los que ya se han dado. Tenemos que mantener el negocio con el cliente mientras cumpla. Lo bueno es que se puede no cambiar de coche o de piso, o no sacarse el carnet del Betis, que es casi un crimen [risas], pero comer hay que comer y eso hace que sigan creciendo las ventas. En cualquier caso, hemos mejorado la gestión de cobros.

-¿Cómo se distribuye el negocio?

-Tenemos la central en Mercasevilla, aunque también estamos en Málaga y contamos con una delegación en Alicante. En Canarias tenemos fincas donde plantamos plátanos, en Tenerife y Gran Canaria, y en esta última un almacén de empaquetado de fruta. Producimos en torno a un millón de kilos y comercializamos entre 28 y 30 millones de kilos de plátano canario al año. El 70% del negocio procede de este producto, y le siguen melón, sandía y ajo.

-¿Por qué siempre se le echa la culpa al intermediario de la subida de los precios?

-El intermediario tiene una imagen muy negativa para el mercado y el consumidor, pero realmente es necesario. El que trabaja con mayor margen es el eslabón de la cadena que entrega la mercancía al consumidor, como las fruterías. Pero es cierto que el frutero tiene un volumen de ventas que, para justificar la apertura de un negocio, pagar tributos y hacer contratos, necesita trabajar con ese margen.

-¿Como está la competencia?

-Este sector incorpora muy pocas nuevas empresas cada año. No tenemos nuevos competidores. Somos una de las empresas punteras del sector y estamos en el top 20 nacional incluyendo cooperativas en cuanto a facturación y volumen de kilos.

-¿Qué inversiones prevé?

-Mercasevilla nos dijo hace dos años que estos terrenos se iban a reclasificar y que nos íbamos a Majaravique. Dieron un plazo de cinco años, pero hace un par de semanas volvieron a decir que faltaban cinco años, por lo que se retrasa. Avisaron de que cualquier inversión aquí no iba a ser replicada en el sitio nuevo y que las ya hechas estaban amortizadas. Por eso, la inversión más grande es el montaje de todo el sistema de frío de la nueva ubicación. El coste será de 1,2 millones. El plan de expansión también recoge la puesta en marcha de un almacén nuevo de envasado en Gran Canaria.

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