Omar Khadr era un canadiense de 15 años cuando el país donde creció, Afganistán, fue invadido por el ejército de EEUU. En una ocasión cogió una granada y la lanzó hacia unos soldados, matando a uno y dejando ciego a otro. Su movimiento podría ser considerado un acto de defensa. Para sus paisanos, posiblemente, un ejemplo de valentía. En cualquier caso, una deplorable acción más de entre la infinidad de inhumanidades que implica una guerra. El hecho de que perteneciera al bando más indefenso podría mover, incluso, la simpatía de muchas personas. Sin embargo, aunque se encontraba contra un ejército invasor, fue apresado y acusado de terrorismo. Con sus 15 años ingresó en Guantánamo, donde todavía continúa, ya con 21. Entonces lloraba y pedía por su madre. Ahora no sabemos cómo reacciona.
Es el único occidental que sufre en Guantánamo. Sin embargo, el Gobierno de Canadá no pide su extradición porque "desea trabajar en colaboración con Bush en su defensa de los derechos humanos". ¡Impresionante! Sospecho que Harper, el primer ministro canadiense, dirá también que bebe cuando orina o que se levanta al sentarse o, tal vez, que ama la justicia.
