-Además de versionar temas rock también esta música ha influido en su estética...
-Sí, con Don't give up me he vuelto más underground y he cambiado totalmente mi look. Éste es un álbum muy anglosajón, lleno de fuerza y en el que quiero decir al público que, cuando parece que todo va mal, hay que luchar, no resignarse.
-Desde luego no es su caso. Tiene contratos firmados hasta 2016 y varios proyectos discográficos aguardándola.
-Mi voz está en un punto lírico pleno y estoy encarando nuevos roles. He hecho Desdémona en Otello de Verdi, acabo de debutar Roxana en Cyrano de Bergerac de Alfano y para 2016 tengo firmado un Trittico de Puccini.
-Y sin embargo no es usted una soprano que se deje ver fácilmente en los escenarios...
-Eso es porque con la intención de atender mejor a mis hijos decidí no hacer más de cuatro o cinco óperas al año. Pero sí que hago bastantes recitales, un género en el que me siento muy cómoda.
-¿Se atrevería a dar como propina de un recital, después de cantar lírica, un tema como With or without you o Por el bulevar de los sueños rotos?
-Sí, ¿por qué no?_Lógicamente tendría que adaptarlos a una tesitura más aguda para hacerlos con piano. Hace mucho tiempo que incorporé a mi repertorio habitual Summertime, así que perfectamente podría ampliarlo con algunas de las canciones que incluyo en mi nuevo álbum.
-De lo que se deduce que habrá gira de Don't give up...
-En eso estamos trabajando. Mi agenda es muy complicada pero estamos intentando hacer algo en febrero de 2011. Mi otro disco ‘pop', La vida, se quedó sin promoción en EEUU porque yo no podía dedicarle un mes. Tenga en cuenta que mi compromiso fundamental es con la lírica.
-Pues hay aficionados que no lo ven tan claro...
-Mire, a la vez que he grabado este cedé, he hecho otro de clásico que saldrá en Deutsche Grammophon a comienzos de año. El 90% de mi profesión lo constituye la ópera. Y francamente, le diré que hay que tener un nivel vocal y técnico muy importante para manejar los temas ligeros que presento en Don't give up.
-¿Se refiere quizás a los de Nirvana y Guns N'Roses?
-Sí, por ejemplo a esos dos temas, Sweet child of mine y Sad eyes. Hace algunos años no hubiera sabido cómo abordarlos. Hoy sí, y en parte gracias a la ayuda del productor musical, Javier Limón._Creo que les he aportado algo, les he dado una visión diferente.
-¿Joaquín Sabina, Louis Armstrong, Antonio Vega?_Por fortuna su voz nada tiene que ver con la de estos otros ilustres...
-Esa es la clave. No podía ni quería imitar sus voces. ¡Hubiera sido absurdo! He movido sus temas hacia algún espacio entre el latin jazz y el groove.
-Si unimos su cuidada imagen pública con su gusto por abordar otros géneros tenemos un cóctel peligroso. Un cóctel que pone en guardia a los puristas de la ópera. ¿Se siente más examinada que otras cantantes?
-Mi encuentro con el público es más complicado porque siempre hay quien te juzga por tu imagen y por lo que cantas. Por fortuna tengo muchos seguidores a los que le gusta todo lo que hago.
-La Bohème en Sevilla, Eugene Oneguin en Bilbao y Carmen en el Liceo son sus próximos proyectos líricos...
-Sí, ahora en diciembre haré de Mimí en el Maestranza. Es un papel que adoro y que debuté hace años. Además, la producción de John_Copley -estrenada en el Covent Garden de Londres-, es clásica pero preciosa y llena de sensibilidad. Lo más emocionante es que por ella han pasado diosas del canto como Cotrubas, Freni y Victoria de los Ángeles.
-¿Y no le da vértigo tener a tan míticas predecesoras?
-Tengo muy claro qué es lo que yo puedo aportar a La Bohème. Es una gran responsabilidad que afronto con la mayor humildad. En todo caso... el único pánico que soy capaz de experimentar es el de ser capaz de hacer justicia plena a la partitura de Puccini.
