Caffa es felicitado por su gol al Real Unión.
Una Liga de 42 jornadas es imposible de dividir en ciclos de cuatro partidos, pero la trayectoria del Betis, en un arranque algo extraño, sí se ha ganado el derecho a ser diseccionada y analizada de cuatro en cuatro porque sus dos rachas de resultados, la primera positiva y la segunda todo lo contrario, se han repartido de forma asimétrica en las ocho primeras jornadas. Y en la novena, con la que se ha abierto el tercero de estos ciclos, ha vuelto a cambiar la racha. En otras palabras: en sus cuatro primeros compromisos, el conjunto verdiblanco fue uno de los mejores del campeonato y rápidamente se instaló en la zona de ascenso, pero en los cuatro siguientes se olvidó de ganar, sustituyó las victorias por mal juego y se alejó del trío cabecero. Una vez superada esa fase, el Betis venció de nuevo.La vida va por ciclos y la del equipo de Heliópolis en esta campaña empezó con tres victorias en los cuatro primeros encuentros: 3-0 ante el Córdoba en la jornada inaugural, 3-0 de nuevo pero frente al Recreativo en la tercera y 1-3 en Albacete en la cuarta. El único tropiezo en ese primer tramo fue en Alicante, contra el Hércules (3-2). Al final de ese miniciclo, la escuadra de Antonio Tapia era segunda en la clasificación, sólo por detrás del Cartagena, con un punto más. El Betis tenía nueve puntos y era el más goleador de la categoría con diferencia: había marcado 11 tantos, casi tres por encuentro, y los que más se le acercaban eran el Numancia y el Albacete, con siete dianas para cada uno.
El favorito número uno para el ascenso cambió de paso precisamente después de su visita al equipo manchego, con la visita del entonces líder. Empezó el segundo ciclo de cuatro jornadas y el Betis, de repente, dejó atrás su fiabilidad, su buen juego y sus victorias. Enlazó tres empates consecutivos (1-1 con el Cartagena, 2-2 con el Rayo Vallecano y 1-1 con el Real Unión) y finalmente remató su declive cayendo en el campo del Castellón (1-0). Es decir, que empezó tropezando con el primero y acabó haciendo el ridículo con el colista. En ese parcial, el Betis apenas reunió tres puntitos de doce posibles, lo que en una clasificación sólo de esas cuatro jornadas lo convertía en el cuarto peor conjunto de la categoría. Y un dato de lo más clarificador: en esos cuatro partidos encajó los mismos goles que en los anteriores (4), pero marcó ocho menos.
OTRO TRAMO ASEQUIBLE. Después de un ciclo tan notable y otro tan deficiente, el equipo de La Palmera se quedó en tierra de nadie, en la séptima plaza y a tres puntos de la zona de ascenso, pero como todo en la vida tiene un fin, también lo tuvo la mala racha. Y coincidiendo con el principio del tercer ciclo, el Betis volvió a enterarse de que los puntos también se consiguen de tres en tres. Lo hizo en Gerona (0-2 en Montilivi) y la victoria, después de las famosas cuatro jornadas sin ganar, facilitó la aproximación de los verdiblancos a la zona noble, ahora a un solo punto de distancia.
En esta nueva serie de cuatro encuentros, el Betis, después de visitar al penúltimo, tendrá que medirse al filial del Villarreal, duodécimo aunque viene de dos triunfos consecutivos; el Cádiz, decimotercero; y el Celta, que es decimonoveno y por tanto está en la zona de descenso. Así pues, el tramo está compuesto sólo por oponentes que deambulan por la mitad baja de la tabla y tendría que ser asequible para los de Tapia. Tendría, pero de todos modos no deberían confiarse los hombres del técnico cordobés porque sus peores resultados se produjeron precisamente ante adversarios mal clasificados.
