El Betis empezó el año nuevo como acabó el viejo: un espanto. Pasó las de caín para hacerle un gol al Huesca y cuando logró hacerlo gracias a un afortunado doble remate de Fernando Vega tiró por la borda el preciado botín de la victoria con una estúpida autoexpulsión de Arzu, el capitán del equipo, que tras ver una tarjeta amarilla por un rifirrafe con el ex sevillista Corona no tuvo otra ocurrencia, acto seguido, que caer en la provocación y darle un puñetazo en la cara a Luis Helguera en las mismas narices del árbitro, que le mostró una roja tan justa como absurda que lastró al Betis para los restos.
Quedaba casi toda la segunda parte por jugar y los béticos no supieron hacerlo en inferioridad numérica. Como tampoco habían sabido hacerlo con once, pues pese al 1-0 con que se llegó al descanso, la primera parte de los de Tapia fue horrorosa, sin empaque, con un futbol previsible, lento y deslabazado que pronto empezó a llenar de desasosiego a la cada vez más reducida y sufrida parroquia verdiblanca.
El técnico hizo un retoque sustancial en el equipo, al alinear a Arzu de mediocacampista para situar a Carlos García con Melli en el eje de la zaga y prescindir de los servicios de Mehmet Aurelio. Juanma y Nacho, eso sí, seguían siendo su apuesta en las bandas, una apuesta cada día más perdedora por la escasa aportación de ambos, en especial del primero, que lleva muchas semanas desaparecido, como también lo estuvo ayer Sergio García, irreconocible sin coleta y al que no se recuerda una acción de mérito en todo el partido.
El único que rompía la monotonía del choque era el camerunés Emana, autor de un par de remates que no apuraron en exceso a Doblas y del espectacular taconazo que permitió a Fernando Vega (37’) marcar el segundo gol de su carrera deportiva, que parecía abrir las puertas del triunfo ante un Huesca que tampoco inquietaba en exceso.
Pero Emana no puede hacerlo todo. Es más, el entrenador debería prohibirle sacar los córners o las faltas laterales, casi todas inocuas, que para eso tiene el Betis a un consumado especialista como Caffa, que se aburre en el banquillo una semana sí y otra también. Cierto que no es jugador de mucho recorrido, pero es que los que le quitan el puesto tampoco tienen demasiado y además carecen de las virtudes que atesora la zurda del argentino, desaprovechada especialmente en las acciones a balón parado de las que el Betis apenas está sacando partido.
El caso es que tras el descanso salió el Huesca con algo más de descaro y en los tres primeros minutos ya pusó en apuros un par de veces el portal de Goitia. Luego llegó la expulsión de Arzu (53’) –en un córner a favor–, la pasividad de Tapia para recomponer el equipo (Damiá entró por Sergio García en el 74’) la expulsión de Rodri (83’) por una supuesta simulación de penalti y la zozobra total de un Betis que se fue aculando y aculando ante un Huesca (sí, Huesca) que sacó a viejos legionarios ex sevillistas como Moisés o Paco Gallardo (más de 68 años entre ambos) para encerrar a los verdiblancos en su parcela como un equipo pequeño y sin recursos.
Moisés avisó primero con un remate al larguero (74’), luego le anularon un gol por fuera de juego y otro remate suyo (88’) lamió el poste. A nadie pudo coger por sorpresa el empate de Camacho en el 90’ que deja al Betis cada vez más lejos de la cabeza y con opciones de pelear solo por una de las tres plazas de ascenso. Las otras dos se le escapan sin remisión.
1 - Real Betis.: Goitia; Nelson, Melli, Carlos García, Fernando Vega; Arzu, Iriney; Juanma (Rodri, m.50), Emaná (Mehmet Aurelio, m.84), Nacho, y Sergio García (Damiá, m.74).
1 - Huesca: Doblas; Robert, Corona (Moisés, m.63) Dorado, Juanma; Luis Helguera, Sorribas (Gallardo, m.60); Mikel Rico (Sastre, m.60), Camacho, Víctor Pérez; e Iriome.
Gol: 1-0: m.37, Fernando Vega. 1-1: m.90, Camacho
Árbitro: José Ramón Piñero Castro (c. asturiano). Expulsó a Arzu (m.53) por agresión a un contrario, y a Rodri, por doble amonestación (m.70 y m.83), además mostró amarilla a Luis Helguera, Arzu, Corona, Moisés, Melli, Sastre, Emaná y Robert.
Incidencias: Partido disputado en el estadio bético en noche fresca y unos 22.000 aficionados -de ellos uncentenar de seguidores oscenses- que dedicaron una sonora pitada a sus jugadores. Terreno de juego en aceptables condiciones.