Será difícil, muy difícil, que Manolo Olmedo logre el objetivo que se ha propuesto. Las implacables estadísticas del atletismo en una prueba implacable por un sistema de calificación salvaje (sólo los dos mejores por serie pasan las dos cribas previas a la final) dibujan un panorama utópico para el atleta de Pino Montano, que después de tomar nota en los Juegos de Atenas se ha propuesto, ni más ni menos que correr la final.
En Soria, Enrique Pascual tomó el testigo de Paco Solares como adiestrador de este atleta talentoso donde los haya que, sin embargo, no lograba la regularidad exigida en esta diabólica carrera de velocidad sostenida, donde, por si fuera poco, la táctica y estrategia cumplen un papel fundamental para llegar con opciones a ese sprint agónico ante la meta.
Pues se presenta en China lejos de aquel Manolito campeón de España en todas las categorías al que ya no le basta ser el mejor en la Península Ibérica. Recién revalidado su título nacional absoluto con un remate último donde dejó constancia de que puede resolver en punta de velocidad como en estrategia, para poder competir de verdad y alcanzar la final del día 23 necesitará correr, al menos, en 1:44 por primera vez en su vida.
