La confusión generada en el PSOE en torno a la convocatoria de un congreso extraordinario que sitúe a José Antonio Griñán como secretario general del PSOE es tal que ayer tanto el presidente andaluz como el propio Chaves dijeron casi lo mismo y pareció que discrepaban. Ambos se remitieron al comunicado rubricado por los ocho secretarios provinciales el martes. Los dos afirmaron que la prioridad es la lucha contra la crisis y también coincidieron en no descartar el adelanto.Sin embargo, pareció que hablaban idiomas distintos. Tal es el juego de desencajes y falta de sintonía fina que se detecta.
De hecho, estos días tanto los dirigentes socialistas como los periodistas que cubren la información política observan con especial énfasis los matices de cada declaración, las modulaciones de los discursos. Tanto Chaves como Griñán afirmaron ayer, el primero en los pasillos del Congreso de los Diputados en Madrid, y el segundo en Sevilla, que el congreso extraordinario no toca ahora, pero ninguno descartó que se convoque antes de 2012, la fecha en la que el relevo orgánico se produciría al cumplirse los cuatro años preceptivos.
Chaves afirmó que "la cuestión de congreso sí o congreso no, no es el problema del partido, no entra dentro de nuestras preocupaciones". Y añadió:"En el futuro, el partido, con un referente político y social que es el presidente de la Junta de Andalucía, decidirá aquello que más convenga a la ciudadanía y al PSOE-A". Fue la versión suave, más tamizada.
Por su parte,Griñán, que comparecía junto a la ministra de Sanidad en Sevilla, tras intentar eludir media docena de preguntas en ese sentido, respondió a si era favorable a un congreso afirmando que "usted entenderá que con la crisis que tenemos encima, la ciudadanía... [no lo entendería]" y circunscribiéndose de nuevo al comunicado de los ocho secretarios territoriales, que priorizaron cualquier acción contra la crisis a otras cuestiones. Finalmente, Griñán terminó afrontando la cuestión de la cita extraordinaria:"No lo descarto". Esa fue la versión más elocuente.
A partir de ahí, tanto el propio Chaves en un comunicado posterior a las agencias, como la secretaria de organización federal, Leire Pajín, y el vicesecretario regional Luis Pizarro, se afanaron en explicar que no encontraban discrepancia alguna entre ambas declaraciones. Un tropel de aclaraciones que terminó por subrayar las diferencias formales entre la declaración de Chaves y la de Griñán.
Lo cierto es que en el PSOE nadie descarta la posibilidad de adelantar el congreso, aunque todos descartan que se vaya a convocar con carácter inmediato. El análisis más repetido en el seno del PSOE y en sus ámbitos institucionales es que Griñán tiene más prisa que el PSOE en hacer el relevo. Aunque el contacto entre el presidente andaluz y el vicepresidente tercero es "fluido y diario", aseguran personas del entorno de ambos. "Estas cosas se trabajan, se pactan y se deciden en silencio.Si se radian las cosas es imposible que salgan", explicaba ayer un dirigente conocedor de los entresijos de esta crisis interna que tiene sumida en la incredulidad a numerosos cargos orgánicos y responsables institucionales del PSOE "por artificiosa y estéril", apuntaba uno. "El problema", admite la fuente con preocupación, "es que estas cosas comienzan a rodar y se produce una explosión cuyos efectos son devastadores, por lo que llega un momento en el que es imposible de controlar". Otro dirigente se abonaba a esa teoría:"Cuanto más silencio, mejor".
Respecto a la cuestión de fondo nadie ha expresado, al menos públicamente, una opinión discrepante:Griñán tiene el apoyo total del PSOE andaluz, será el candidato en 2012 y nadie le discute la posibilidad de que ocupe la secretaría general. Los matices se introducen en los plazos, la oportunidad coyuntural de hacerlo en plena crisis y en la gestión del proceso.En ese sentido, tanto Chaves, como Griñán y el comunicado firmado por los ocho secretarios territoriales coinciden plenamente:Griñán es el máximo referente social y político del PSOE y cualquier decisión la tomarán él y Chaves.
El problema, por lo visto, son los plazos, las velocidades y las declaraciones.
