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Al Este, el edén

Al Este, allí donde la ciudad se acaba, hay un parque en el que rara vez deja de ser primavera. Una belleza agreste y desconocida, lista para ser descubierta.

el 05 abr 2010 / 18:59 h.

Sobre el césped que rodea la laguna del Parque Infanta Elena, en Sevilla Este, reposan grupos muy diferentes: una pareja de jóvenes enseña, entusiasmada, a dar los primeros pasos a su bebé; varios adolescentes forman un círculo mientras comparten una cerveza y fuman de una cachimba. A escasos dos metros, un señor con pinta de bohemio descansa en unos de esos bancos elaborados con tablones de madera, mientras tararea una canción que improvisa con su guitarra plagada de pegatinas, como sellos de pasaporte para una vida hecha viaje. A su lado, el que parece ser su fiel compañero: un perro de pelaje oscuro y mirada triste, cuyos ladridos no son más que el breve aplauso al espontáneo concierto que ofrece su amo.

Ya es primavera y el Infanta Elena se convierte desde hace algo más de diez años en la bombona de oxígeno para los más de 100.000 vecinos que forman el barrio de Sevilla Este. Antonio Durán es vecino de esta zona y lleva más de seis años fiel a un peculiar ritual que él mismo no duda en recomendar: "Cuando termina mi jornada laboral, camino unos treinta minutos por el parque. Antes me llevaba mi equipo de música, ahora prefiero evadir mi mente y que el único sonido que pueda percibir sea el del viento o los niños jugando en los columpios", explica este sevillano.

Una gran valla tintada en un tono verdoso, semejante a las utilizadas en la Isla de Cartuja, separa este refugio de aire puro de la contaminada gran ciudad. Justo en la puerta, un cartel de gran tamaño avisa de algunas prohibiciones: llevar a los animales sin correa, deteriorar las instalaciones, usar la pelota o las bicicletas en la pradera, no mantener el estanque limpio y por supuesto, bañarse en él.

Sin embargo, muchos se escudan en la manida frase de Las normas están para romperse, y hacen oídos sordos: algunos rincones aparecen con pintadas, los perros chapotean con sus patas en el agua, el estanque se llena de trozos de pan para los patos, y más de un enamorado aprovecha para grabar en el tronco de un árbol el nombre de su amada. Y es al atardecer, justo cuando las farolas comienzan a funcionar gracias a la energía solar, cuando numerosas parejitas se pasean de la mano por los caminos de gravilla. Dejan a un lado alfombras de margaritas o lilas, e incluso ramilletes de romero que más de un supersticioso se atreve a tomar prestado, por si la suerte le acompaña.

Es primavera. Sólo tiene que ir al parque y verlo con sus propios ojos: un paisaje repleto de pinos, cipreses, catalpas, olmos, adelfas y plumeros lo recibirá con los brazos abiertos si necesita evadirse de la gran ciudad o descansar y sentir el contacto con la naturaleza, montar en bici, leer un libro o pasear en compañía de su mascota.También es época de alergias. Algunos sevillanos han comenzado a estornudar y no dejarán de hacerlo hasta que el polen de las plantas así lo quiera. Otros sienten un tipo de alergia más dañina: el estrés de los atascos. Para bien y para mal, ya es primavera. Aquí no se la perderá.

De utilidad:

Qué: Un paseo por los rincones del Parque Infanta Elena.
Dónde: En el barrio de Sevilla Este. C/ Doctor Miguel Ríos Sarmiento s/n.
Cuánto: Entrada gratis.
Extensión: 35.000 metros cuadrados.
Vegetación: Pinos, cipreses, catalpas, eucaliptos, olmos, adelfas y plumeros.
Horario: De lunes a domingo de 8.00 a 22.00 (invierno) y de 8.00 a 24.00 (verano).
Recomendaciones:
- Leer un libro bajo la sombra de algún árbol.
- Montar en bicicleta al atardecer.
- Pasear acompañado de su mascota.
- Reposar junto a la laguna mientras observa a los patos.

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