El fundador de la Sociedad internacional de Apreciación de las Nubes, Gavin Pretor-Pinney, ha asegurado que "algunas nubes huelen", como es el caso de los cúmulos, que absorben el aroma de las arboladas más altas.
Al atravesar estas nubes bajas y esponjosas, que se forman con el buen tiempo mediante aire caliente, los pilotos de avionetas pueden apreciar el olor que los cúmulos han absorbido de la vegetación y los gases más elevados, al actuar como purificadores de la atmósfera, según ha explicado el autor del libro La Guía del observador de nubes.