Cada 23 de junio Utrera revive una tradición de marcado carácter popular y vecinal: los Juanes. Una fiesta de fuego con vaivenes, altibajos y momentos más o menos buenos, pero que perdura en el siglo XXI y que intenta recuperar su espacio perdido entre los barrios de la ciudad.
Se podría decir que dos han sido las etapas fundamentales de la fiesta. La primera se prolongó hasta mediados del siglo pasado, cuando lugares como la calle Sevilla o la plaza Enrique de la Cuadra -conocida como del Bacalao-, entre otros, organizaban sus veladas. Miguel Vela y Fernando Fernández son dos personas que vivieron aquella época intensamente. El primero, por ser uno de los integrantes en la comisión organizadora; el segundo, porque su padre, Juan, también lo era. Ambos recuerdan aquellos tiempos de orquesta junto al bar Limones, de cucaña con chorizo, jamón o incluso pollos vivos y de ambiente festivo y mucha gente.
Fue la época en que los Juanes salieron a la calle, después de celebrarse en casas de vecinos y corrales, como la del Maragato y la Alhóndiga, donde también se desarrollaba la fiesta de las cruces, según el técnico municipal de Patrimonio y Cultura, Javier Mena.
Al igual que ocurre ahora, entonces los protagonistas de los monumentos que después se quemaban eran personajes locales y acontecimientos que habían marcado al pueblo, como el protagonizado por la mítica Vespa -coincidiendo con su llegada al mercado utrerano- o aquél en el que un policía indicaba a unas prostitutas, maleta en mano, el lugar donde estaba la estación de trenes para que se marcharan.
De hecho, hay una leyenda que sitúa la desaparición de la fiesta, allá por los años 50, en el escándalo que originó este juan y que hizo que se prohibiera su continuidad. No obstante, Vela y Fernández aseguran que se produjo por la falta de financiación y de colaboración económica por parte del Consistorio y de comerciantes y vecinos afectados.
Por un motivo u otro, no fue hasta la llegada de los ayuntamientos democráticos cuando la tradición se retomó. El ex alcalde José Dorado, recuerda que en 1979 varios vecinos le hablaron de recuperar la fiesta. Y lo hizo con fuerza. Casi todos los barrios de Utrera se engalanaron y prepararon su juan. De entre todas las zonas de la localidad, la mayoría de las voces reconocen que Las Exportadoras -en la trasera de San José- organizaba y organiza grandes muñecos con, entre otros, Juan Mauriño, Diego Neyra y Salvador García. Por uno y otro lugar pasaron Chanquete, la familia Simpson, el nacimiento de Radio Utrera o incluso la polémica y manifestaciones que a mediados de los años 80 creó la revisión catastral en la ciudad.
